jueves, 16 de agosto de 2018

Meditación del cachopo

En un reciente viaje a Asturias, volví a comer en uno de los restaurantes o sidrerías Tierra Astur, que se caracterizan por su carta abundante de cocina regional y unas raciones más que generosas. Para comer a gusto y acompañar una rica y bien escanciada sidra de Villaviciosa nada mejor que pedir un cachopo, que para quien no lo sepa es un filete (o dos) que lleva en su interior queso y jamón, va rebozado o empanado y suele ir acompañado de patatas fritas y ensalada o pimientos. El de la foto fue el de hace unos días y he puesto mi inocente mano como referencia espacial para que se vea la envergadura del alimento.
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El cachopo es plato asturiano referenciado ya en la literatura del siglo XVIII pero popularizado por restaurantes ovetenses a mediados del siglo XX y que sufre una suerte de fiebre en la actualidad, incluso fuera de Asturias. Cachopo es palabra rural, sonora onomatopéyica, que trae a la imaginación charcos, árboles mojados  y vacas felices en sus praos
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Frente al cachopo astur, ibérico, netamente hispano, la "cultura occidental" os trae su contraparte gabacha, el Cordon Bleu, una versión menor en tamaño, edad, tradición, raigambre y capacidad alimenticia y nutritiva, con el único añadido de la cursilería que encierra su nombre azul.
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Advertido quedas amigo lector ante los cantos de sirena de cierta modernidad foránea o ante aquellos que alaban los ajeno y olvidan lo de casa. Si te ofrecen un cordon bleu al sur de los Pirineos, recházalo. Es una impostura. Y una cursilada.

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