Hoy, 14 de marzo de 2009, el diario El País ha publicado un editorial titulado "Abortar a los 16". Cualquier texto relativo al aborto me interesa y me decidí a leerlo para intentar destilar las "razones" que siempre se nos presentan con grandes palabras y bajos conceptos. Tan bajos que tras su lectura y tras recuperar el estupor me he tenido que lanzar a analizarlo para Vds, pegando el texto e incluyendo mis comentarios en rojo. Verán porqué. .
Abortar a los 16
Las propuestas de los expertos anuncian una ley más honesta y acorde con la realidad.
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El Ministerio de Igualdad prepara un anteproyecto de ley de plazos que, si prospera, permitirá a las mujeres abortar libremente en las primeras 14 semanas de gestación. Tal es la propuesta hecha por el comité de expertos, que el 5 de marzo presentó sus conclusiones. El informe de dicho comité propone también aborto libre hasta las 22 semanas si se detectan graves malformaciones en el feto o grave riesgo para la vida y la salud de la madre. Por último, aconseja que las embarazadas de 16 y 17 años no necesiten el consentimiento parental para someterse a la interrupción voluntaria del embarazo.
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Hasta aquí los hechos y las propuestas. Cabría señalar que los expertos que componían la citada comisión, lo eran en diversas materias pero no eran para nada independientes por lo que este anteproyecto viene con gruesos trazos totalitarios ya antes de nacer, al mostrarnos como "científicas" las opiniones de unos "mandaos" a sueldo. Si se fijan, cuando citan los "supuestos convencionales" hablan de "aborto", pero cuando se refieren a las menores se hablan de "interrupción voluntaria del embarazo" (IVE), este eufemismo con nombre de impuesto y fondo de muerte.
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La presentación del informe ha generado ya un acalorado debate centrado en esta última propuesta. ¿Es lícito dejar en manos de una menor una decisión tan crucial para su vida? El Partido Popular ha replicado que no es lógico que una joven de esa edad no tenga derecho a votar y sí a abortar. CiU ha calificado la propuesta de agresión frontal a la potestad parental. La ministra Bibiana Aído ha respondido que si una menor puede tener hijos a esa edad, ¿cómo no va a poder decidir abortar?
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Personalmente lo que digan el PP o CiU me importa poco, ya que siempre estará la aritmética electoralista para modificar opiniones y votos. Pero esta vez aciertan al señalar lo ilógico, desde un punto de vista meramente legal, de la propuesta. La respuesta de la Ministra Aido, a quien ya hemos glosado en este baluarte, deja al descubierto su escaso bagaje jurídico y su desconocimiento del Código Civil. Cada pais tiene los gobernantes que se merece... ¿También se la merecen los no nacidos? .
La Ley de Autonomía del Paciente pone en manos de los menores de 16 y 17 años la capacidad de decidir por sí mismos si son sometidos a una operación quirúrgica o un tratamiento sanitario. Las únicas excepciones son, justamente, el aborto, los ensayos clínicos y la reproducción asistida. Es difícilmente entendible que una joven pueda decidir sobre una operación que puede comportar graves riesgos para su vida y no pueda decidir terminar con un embarazo indeseado. Y más difícil es aceptar que deba seguir adelante con un embarazo en contra de su voluntad.
El editorialista de El Pais intenta aquí confundir al lector equiparando un tratamiento sanitario o una operación quirúrgica con un aborto. Señores del El País: No es lo mismo y Vds. lo saben. Además, nos hablan de decisiones sobre operaciones con grave riesgo para la vida (de la menor) y los embarazos indeseados... ¿Es que un aborto no es un riesgo también para la vida de la menor y una muerte segura para el feto? Como colofon a esta tremenda impstura nos hablan de un "embarazo en contra de su voluntad", como si el embarazo fuera una cuestión de suerte o una especie de lotería. Echo en falta una mención a la responsabilidad pre-embarazo, pero claro, eso supone un esfuerzo y no da votos en sociedades hedonistas como la nuestra.
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Es llamativo que de las tres excepciones contenidas en la Ley del Paciente, dos tengan que ver con la capacidad reproductiva. Cabe preguntarse si no es una imposición residual de una concepción tradicional que niega a las mujeres la autonomía sobre su cuerpo y su vida. Por otra parte, no se trata de una posibilidad inédita. En países como Francia, Austria, Suecia, Canadá o Finlandia la legislación no exige el consentimiento parental cuando una menor de 18 años decide abortar.
Aquí, el articulista descubre sus cartas. La mención a una "imposición residual de una concepción tradicional", que señala velada pero a la vez claramente a las disposiciones de la moral cristiana, por otro lado comunmente aceptadas, pone de manifiesto la carga ideológica del debate. Debate que muestra su cara más torticera y falaz cuando invoca la "autonomía de las mujeres sobre su cuerpo y su vida". Miente El País cuando dice esto ya que lo que propone la Ministra Aido, es simplemente diponer del cuerpo y la vida de una tercera persona, el del no nacido, sin duda, la parte más débil. La comparación con lo que sucede en otros paises debería ser irrelevante y de hecho lo es, pero El País lo muestra como un caso de "normalidad democrática".
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El primer efecto de la nueva ley española sería el de aumentar la seguridad jurídica y la autonomía de las mujeres. El 88% de las que abortan ahora lo hacen antes de las 12 semanas de gestación, y el 96%, en razón del riesgo que el embarazo comporta para su salud, lo que en la práctica es susceptible de persecución contra la mujer y el médico que practicó el aborto. La nueva ley sería un avance hacia esa autonomía de la mujer y sería más honesta y acorde con la realidad. Sobre todo, si se acompaña de un refuerzo de la educación sexual. Alrededor de 11.000 menores abortan voluntariamente cada año en España (aproximadamente, el 10% del total). Que las mujeres de 16 y 17 años no necesiten autorización parental no es una propuesta descabellada.
El aumento de la seguridad jurídica es una falacia. Hasta ahora matar, independientemente de la técnica empleada, era delito. Con esta ley se pretende cambiar este elemental concepto. La seguridad jurídica del no nacido, por tanto, simplemente desaparece. La mención a la "autonomía de la mujer" es en sí misma una forma de negar derechos, por un lado al no-nacido al que se le niega el derecho a la vida y por otro los del padre del hijo por nacer que simplemente se olvidan. La honestidad y concordancia con la realidad lo son desde un punto de vista negacionista del derecho a la vida tras haberse modificado la realidad de una forma Orwelliana en un proceso largo y firme en esta dirección al que el Diario Independiente de la mañana (pero no de sus amos) ha sido herramienta primordial. Por último, lo de que las menores abortan voluntariamente no sólo es mentira sino que además intenta ocultar la tragedia cotidiana de la presión e intimidación a la que muchas jóvenes se ven sometidas por sus novios o familiares ante un embarazo inesperado.
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