Fue hace un par de años y gracias al consejo de mi amigo Jorge, que comencé a leer a Valentí Puig en sus artículos de ABC todos los martes y los jueves. Desde entonces sigo a este polifacético escritor en español y catalán, católico, mallorquín, conservador, en el mejor sentido de la palabra, sensato y dotado de buena pluma y mejor y más amplia cultura.
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Por ello no me pasó por alto la publicación de su libro La fe de nuestros padres, que no es propiamente un ensayo, ni una autobiografía, pero es ambas cosas y ninguna de ellas a la vez. Es una deliciosa e inclasificable recorrido por la religión cristiana y sus fundamentos desde su punto de vista, desde su experiencia personal, cultural, religiosa y vital.
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Puig nos lo cuenta cómo se separó de su fe y lo hace así: En la adolescencia de alejé de Dios y de la Iglesia por un acto de oscura rebeldía. Puse en duda la Iglesia, la fe y, de repente, decidí que Dios no existía. Su camino inverso para recobrar la fe perdida fue mucho más largo, más meditado y por ello su destino más firme, seguramente definitivo.
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Para ello recorre los recovecos del alma, pero también los de la cultura y la historia y tras un paseo por sus recuerdos que comienzan en su colegio franciscano en Palma, unas solitarias navidades londinenses, Irlanda, , un paseo por la ciudad vieja de Cracovia y Auschwitz, hasta llegar a Roma, donde llora la muerte de Wojtila el Grande. Pero es en una playa salvaje del atlántico francés, donde recobra, como final de un largo proceso, la fe quizás no del todo perdida.
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Les recomiendo que, sea cual sea el estado de su fe, se dejen acompañar por Valentí Puig en este recorrido por el presente y el futuro de su religión, de nuestra fe, de la suya y la mia, de la de Europa, al fin y al cabo.