Este artículo sobre educación y enseñanza fue escrito en 2003, pero mantiene fresco su espíritu y vigencia a pesar de los años transcurridos dado que todas las posibles soluciones que se han puesto en marcha desde hace muchos años han sido, en mi opinión, erróneas, como ha puesto de manifiesto el últmo informe PISA, que situa a España y su sistema educativo en los márgenes del tercer mundo...
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Asuntos tan candentes como la LOGSE, la LOCE, la enseñanza de la Religión y otros aspectos polémicos de la enseñanza no van a ser tratados en este artículo que, en cambio, se va a referir a la educación en sentido amplio. Más a los conocimientos no aprendidos en la escuela que a los que son producto del estudio. Más a la doxa (1) que al episteme. Ya que el problema no es tanto de contenidos como de "ambiente", de valores y de crisis del esfuerzo, del respeto y de la autoridad.
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Hannah Arendt, intelectual alemana, decía que "la educación es lo que está entre el pasado y el futuro". En un mundo que gira cada vez más rápido y con grandes retos que se nos plantean a todos los niveles, existe uno que es, quizás, y lo lleva siendo desde que el hombre es hombre, la más importante labor del hombre, la educación de sus hijos. Ante los hijos y la obligatoriedad de su educación (2) se nos plantean varios problemas y se nos ocurren determinadas cuestiones a las que la sociedad debe intentar dar respuestas coherentes. ¿Estamos los padres preparados para educar a nuestros hijos?, ¿hacen falta conocimientos especializados para educar? ¿y habilidades específicas?, una persona que ha recibido una deficiente educación ¿puede educar a sus hijos?
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Para cualquier trabajo que tengamos que desempeñar en la vida cotidiana siempre se nos va a pedir una titulación que certifique nuestra capacidad, muchas veces más que relativa, para desempeñar un cometido. Podrá ser el certificado de escolaridad o un doctorado, pero los conocimientos hay que demostrarlos. Para ser catedrático de Antropología social, por poner un ejemplo, debemos presentar un perfil determinado que nos podrá permitir desempeñar la docencia en este interesante campo, pero con una responsabilidad profesional ante la sociedad limitada. En cambio, una persona que sea padre de un niño, sin que nadie le exija nada debe educar a su hijo, llevando en esta función una grave responsabilidad social. Pero ¿alguien se ha preocupado de su idoneidad como educador? y además ¿alguien le va a pedir responsabilidades por una tarea educativa mal hecha?. Evidentemente hacer responsable de la educación al Estado sería llevar la actual sociedad a las tenebrosas catacumbas educativas de Pol Pot (3). No es eso. Pero quizás se podría arbitrar alguna fórmula que permitiera a los poderes públicos intervenir en los casos más peligrosos y no solamente entre los miembros de grupos marginales.
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¿Cuántos padres creen que la responsabilidad de la educación de sus hijos corresponde a los profesores? Creo que la mayoría. ¿Cuántos padres jamás se preocupan sobre los éxitos y fracasos o simplemente los deberes de sus hijos? Lamentablemente creo que también es la mayoría. En conversaciones con personas educadas según el sistema educativo británico, que ahora dicen que está en crisis, surgía el comentario sobre la gran diferencia con el sistema español, copia del francés (4), sobre todo en dos aspectos: los deberes, tremendamente exigentes y la incidencia, en todas las asignaturas, del razonamiento personal sobre los puros ejercicios de memoria. En definitiva es el esfuerzo, sobre todo el intelectual, el que marca la diferencia y además el esfuerzo en casa, donde los padres juegan un papel crucial activamente impulsado por los profesores. Esfuerzo que con el actual sistema es sencillamente evitado.
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Otro de los aspectos claves de la educación es a lo que al comienzo llamaba "ambiente". No es otra cosa que los valores y modelos sociales que se presentan a los niños principalmente mediante los medios de comunicación.
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El tiempo libre de los niños es también fundamental. Es primordial cultivar los hábitos de lectura y deporte, de excursiones por el campo, de visitas culturales y en general de todo aquello que les entretenga y les guste formando a la vez su cuerpo, su sensibilidad artística y su cultura. Frente a esto lo habitual son las horas solitarias y de fomento de la violencia ante la "Play station" o la "Game boy".
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A cuántos padres apesadumbrados hemos oído decir "Mi hijo me ha salido drogadicto", como si eso fuera un estigma que se adjudica tras un macabro sorteo. No, es duro decirlo, pero nadie "sale" drogadicto, ni delincuente, ni nada. A ese padre habría que preguntarle ¿Sabes a donde iba tu hijo y con quién? ¿Sabes en qué gastaba su dinero? ¿Controlabas las horas a las que llegaba a casa y en qué estado lo hacía?. En el 90 % de los casos todas las respuestas serían negativas. Por eso los hijos se hacen drogadictos, y es un ejemplo, en gran medida por culpa de los padres, por su dejación e irresponsabilidad.
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Las modas son también un componente importante de la educación de los niños, sobre todo a partir de la "edad del pavo". A fuerza de ser originales nos convertimos en masa y como borregos no nos planteamos lo que hacen los demás simplemente nos unimos a la mayoría silenciosa y alienada. Fue original el primer chico que se puso un pendiente, ahora la masa no deja de ser un rebaño con todos sus ejemplares marcados. Hace poco un conocido un tanto radical despotricaba contra las corbatas (por su significado capitalista, supongo), le contesté que hoy en día lo auténticamente revolucionario es ir con corbata y sombrero. Las modas influyen en todo y los aspectos educativos y la actitud hacia la propia formación no se zafan de lo que "exige" la pose del momento. La publicidad nos da señales engañosas y preocupantes. Nos dicen algo así como: "Sé libre y compra pantalones Fulano" o "Guerra a la vulgaridad, bebe Tal" dando la impresión que ese mensaje dirigido a millones de personas es exclusivo para nosotros (5) y conservamos nuestra originalidad sólo los primeros tres minutos. El adolescente que es víctima de estos experimentos de masas que son los anuncios publicitarios tiene así una falsa imagen de libertad o lo que el cree que es libertad, pero adquiere unos hábitos "de importación" que pueden no ser buenos. El consumo de alcohol o de tabaco por menores es sólo el caso más conocido.
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Como casi siempre la clave está ya escrita, la solución la escribieron otros hace años. En este caso, una vez más, es el gran Ortega quien desmenuza el problema y da soluciones. Ya en 1930, en su "Misión de la Universidad", y dedicado a los niños españoles, les dice:
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El porvenir de España depende enteramente de vosotros los niños españoles. Y dentro de vosotros, niños españoles, depende enteramente de que aprendáis o no aprendáis una cosa. ¿Sabéis cuál? Esto que habéis de aprender y cultivar en vosotros exquisitamente, niños españoles, es lo que en mayor grado faltaba a nuestros padres y nuestros abuelos. ¿Sabéis qué es? ¡Ah!, una cosa que parece muy sencilla. Ésta: distinguir entre personas. No ignoráis que con el ejercicio y el adiestramiento consigue el hombre perfeccionar incalculablemente su capacidad de distinguir. (...)
"A este fin yo os recomendaría, entre otras, cuatro reglas o criterios:
1ª- No hagáis nunca caso de lo que la gente opina. La gente es toda esa muchedumbre que os rodea –en vuestra casa, en la escuela, en la Universidad, en la tertulia de amigos, en el Parlamento, en el círculo, en los periódicos. Fijaos y advertiréis que esa gente no sabe nunca por qué dice lo que dice, no prueba sus opiniones, juzga por pasión, no por razón.
2ª- Consecuencia de la anterior. No os dejéis jamas contagiar por la opinión ajena. Procurar convenceros, huir de contagios. El alma que piensa, siente y quiere por contagio es un alma vil, sin vigor propio.
3ª- Decir de un hombre que tiene verdadero valer moral o intelectual es una misma cosa con decir que en su modo de ser o de pensar se ha elevado sobre el sentir y el pensar vulgares. Por esto es más difícil de comprender y, además, lo que dice y hace choca con lo habitual. De antemano, pues, sabemos que lo más valioso tendrá que parecernos, al primer momento extraño, difícil, insólito y hasta enojoso.
4ª- En toda lucha de ideas o de sentimientos, cuando veáis que de una parte combaten muchos y de otra pocos, sospechad que la razón está en estos últimos. Noblemente prestad vuestro auxilio a los que son menos contra los que son más." (6)
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En los tiempos en los que los del fracaso escolar son los más, quizás convenga seguir la senda que marca Ortega.
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Este humilde padre de familia preocupado, sin querer competir con Don José Ortega y Gasset, al que considera su maestro en tantas cosas, propone también soluciones "no definitivas", o al menos puntos de reflexión sobre lo que conviene a nuestros hijos a la hora de afrontar su futuro. Futuro que se labran desde que comienzan la educación primaria. Así pues sin ánimo de ser dogmático ni querer presentar soluciones mágicas y pensando en una familia normal y corriente sin ningún rasgo de marginalidad, creo conveniente y así procuro (7) hacer lo siguiente:
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- Los padres deben compartir con sus hijos una considerable parte del día y en concreto aquella en la que los niños se dedican a sus trabajos escolares. A veces los dos miembros del matrimonio trabajan y es difícil compaginar las tareas educativas con las laborales. Hay que preguntarse ¿realmente estoy cumpliendo con mis obligaciones? ¿es posible vivir con menos dinero y compartir con mis hijos sus mejores y más importantes años? Muchas veces no habrá otro remedio, otras sí. Conozco a demasiados niños que viven con "la chica" o con "la cuidadora" (8) y es ella la que se encarga de lo que no es su obligación. ¿Conocen estos padres sus más graves obligaciones?
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- La televisión como piedra angular de la educación de los hijos es un "seguro de fracaso". Cada vez más niños ven la televisión sin ningún tipo de control por parte de sus padres recibiendo unas terribles dosis de violencia y sensualidad para la que no están preparados (9). Los modelos sociales de éxito que presentan el cine y las series, por no hablar de los programas más vistos en España, tipo "Hotel Glamour", "Gran Hermano" y otros, son un auténtico monumento a la inmoralidad. A un adulto, incomprensiblemente, le pueden divertir las peripecias unas personas desconocidas cuyo coeficiente intelectual es bajo y el moral nulo. Estos son los nuevos ídolos. Modelos sociales. Gente que cobra sin hacer nada y "sale en la tele". ¿Qué piensan nuestros hijos de todo esto? si ven que sus padres ven este tipo de programas y otros similares, ¿no creerán que eso el lo normal?
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- Evitar los vídeo juegos que generan sentimientos egoístas y violentos, aíslan socialmente al niño de la familia y de sus amigos. Fomentar en cambio los juegos de mesa, cartas, ajedrez, o el parchís, que habitúan al niño a compartir y a sentir a su familia como sus principales "amigos". Muchos padres están encantados con la "Play Station" ya que mantienen a sus hijos "entretenidos" y, gracias a esa "maquinita", obtienen un tiempo libre "extra" para hacer lo que quieran sin la "molestia" de los niños. Conozco unos cuantos de esos y no les auguro un futuro prometedor ni a ellos ni por supuesto a sus hijos.
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- Las amistades de nuestros hijos pueden ser los grandes apoyos o las cargas de profundidad de nuestra tarea, por eso saber quienes son y qué hacen es primordial. A determinadas edades la influencia de los amigos es muy grande, por eso se debe prestar especial atención a este aspecto. No consiste en ser los perros sabuesos de nuestros hijos. Consiste en ser amigos de los amigos de nuestros hijos, conocerles a ellos y a sus familias y poder detectar posibles motivos de preocupación antes de que sea demasiado tarde. Así de sencillo.
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- La lectura, el deporte, las visitas culturales a museos o exposiciones, teatro para niños, viajes en familia son los sustitutos de un tiempo libre a la moda que deforma a los niños y a sus conciencias.
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- Hablar con el otro miembro del matrimonio de forma que la educación no sea cuestión de uno sólo. Es un trabajo en equipo.
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- Jamás pensar que los niños son demasiado pequeños para exigirles responsabilidades, lo que hay que saber son las responsabilidades que se pueden exigir a cada edad y a cada personalidad.
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- Pero quizás la regla de oro es el ser consciente de la importante misión que Dios y la sociedad nos encomienda y que la escuela es sólo un magnífico complemento a lo que van a aprender en casa en unos años cruciales. Para aprender en qué año empezó la "Guerra del 14" siempre habrá tiempo, en cambio, para que los niños aprendan a comportarse como personas civilizadas, respetuosas y socialmente útiles hay muy poco tiempo. Pasados los 15 todo estará perdido. Será demasiado tarde. Y sólo nosotros, los padres, seremos los responsables. Jamás nuestro hijo..
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Notas
1) En griego, gloria, se emplea para nombrar el conocimiento no adquirido mediante el estudio.
2) La obligatoriedad de la educación de los hijos no sólo es reflejo de algo natural y consustancial a la naturaleza humana e incluso a la animal. Es algo inherente a la patria potestad y está reflejada en el artículo 154-1º del venerable código civil español. Los manifiestos incumplimientos de este código han sido muy pocas veces motivo de sanción.
3) Durante la Dictadura comunista de los Jhmeres rojos en Camboya, los hijos eran retirados de la custodia de sus padres para que fuera el Estado el que se encargara de su "educación". Pol Pot cuenta con el triste récord de haber superado porcentualmente a las más sanguinarias dictaduras en cuanto a porcentaje de población asesinada, más de un 25%. Para más información "El libro negro del comunismo" de Stéphane Courtois et al. Espasa, Planeta. 1998.
4) Sobre el sistema educativo aplicado en España con la LOGSE, copiado del sistema francés y a su vez copiado de los sistemas soviéticos aplicados en la Europa comunista, es recomendable leer "El conocimiento inútil" de Jean Francois Revel Colección Austral- Espasa, 1993. Libro muy recomendable no sólo por este asunto que es circunstancial dentro de la obra.
5) Este tipo de anuncios, está especialmente dedicado a la gente joven
6) Misión de la Universidad, José Ortega y Gasset, Revista de Occidente 1930
7) Estoy escribiendo en primera persona como si todo fuera mi opinión personal. No, nada más lejos de la realidad. Las ideas que se reflejan aquí son fruto de muchas experiencias agradables y desagradables, propias o ajenas, conversaciones con amigos, profesores, familiares y, sobre todo, de las muchas horas de conversación sobre la educación de los hijos con la persona que más y mejor capacidad tiene para esta difícil misión y que más ha aportado, con diferencia, a la educación de mis hijos: mi mujer.
8) Esto se da sobre todo en las grandes ciudades pero no sólo, además dada la actual estructura social de España estas chicas o cuidadoras son muchachas sudamericanas cuyo interés o capacitación para la educación de unos niños tampoco tiene porqué ser alta.
9) Los grandes éxitos del cine norteamericano de los últimos años están cargados de violencia gratuita. Por sucios intereses comerciales se rebaja cada vez más la limitación de edad para ciertas películas. Hulk, es sólo el último caso. Cine para niños con ración extra de violencia gratuita. A los mayores tampoco creo que nos haga mucho bien.