La correspondencia de Giuseppe Tornatore

Giuseppe Tornatore es un director de cine italiano, uno de mis favoritos, que aparece por quinta vez en este baluarte tras su paso con motivo de Baaría, La mejor oferta, Malena y el que es su mayor éxito, Cinema Paradiso. Esta que hoy aparece es su última película, estrenada en 2016 con un guión original pero no muy logrado, con las interpretaciones de Jeremy Irons y Olga Kurylenko y la música del incombustible Ennio Morricone que cumple este año 90 años. La crítica la recibió con frialdad y recibió un Premio David menor.

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La correspondencia es una fábula necrofílica en la que una joven estudiante universitaria de astrofísica, Amy Ryan, se enamora de Ed, su profesor, bastante mayor que ella y una eminencia internacional en su campo, con quién vive un romance intenso. De pronto, él desaparece pero ella sigue recibiendo sus correos electrónicos, mensajes SMS, cartas y vídeos como si no hubiese pasado nada. Un misterio que la perturbará profundamente. Amy trabaja como doble en peligrosas escenas de películas de acción se ve constantemente expuesta a situaciones peligrosas. Su profesor de astrofísica, la intentará ayudar a recuperar el equilibrio perdido.
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La película se pierde en la "originalidad del argumento y cae en una situación de indefinición pretendidamente onírica pero poco creíble. Se salvan las interpretaciones y el comienzo de la trama. Prescindible.

No sé decir adiós de Lino Escalera

Lino Escalera es un director de cine que ha dirigidos cortometrajes y alguna serie de televisión. Ésta película que hoy se presenta es su primer largometraje y optó a tres Goya, mejor dirección novel para Escalera, mejor actriz protagonista para Nathalie Poza y mejor actriz de reparto para Lola Dueñas, llevándose el único premio una Nathalie Poza extraordinaria en su papel. Se alzó también con algún otro premio en certámenes nacionales

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No sé decir adiós nos sitúa junto a Carla, una mujer madura, adicta a la coca a los gin tonic y al sexo y tremendamente sola que vive en Barcelona y un día recibe una llamada de su hermana que vive cerca de Almería para informarle que su padre, con el que hace tiempo que no se habla, está muy enfermo. Ese mismo día coge un vuelo que la llevará a Almería, donde pasó su infancia. Allí, los médicos diagnostican un cáncer terminal y le dan a su padre pocos meses de vida. Pero Carla se niega a aceptarlo y contra la opinión de todos, decide llevárselo a Barcelona para tratarle. Ambos emprenden un viaje para escapar de una realidad que ninguno se atreve a afrontar.

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Esta es una muy buena película, triste y real como la vida misma, como la muerte misma. Sencilla en su factura y puesta en escena pero con magníficas interpretaciones y un guión que muestra hechuras de gran cine, humano y conocedor de las tragedias silentes de la sociedad moderna que se cree eterna y rechaza la muerte llevándola a la neurosis permanente, como la que se retrata en una Carla perfectamente reconocible en la España de hoy.

Verano 1993 de Carla Simón

Carla Simón es una directora de cine y guionista española que nació en Barcelona hace 32 años.​ El sida se llevó a sus padres cuando tenía seis años y se fue a vivir a un pueblo del Ampurdán a la casa de sus tíos que tenían una hija, su prima, algo menor que ella. Este que hoy se presenta es su primer largometraje, absolutamente autobiográfico, que fue rodado inicialmente en catalán bajo el título "Estiu 1993" y estrenado en 2017. Una especial mención requiere la niña Laia Artigas que hace un trabajo protagonista brillante pero que dada su corta edad no pudo ser premiada. La película recibió tres premios Goya de 2018 de los ocho a los que fue nominado. Además, entre otros, obtuvo dos premios en la Berlinale de 2017. Fue seleccionada para representar a España en los Oscar de 2018.

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Verano 1993 nos sitúa en el plácido verano de una niña de seis años llamada Frida, que va a vivir con su nueva familia adoptiva, la de sus tíos, y se enfrenta a su primer verano tras la muerte de su madre. En pleno campo, alejada de su entorno habitual, sus otros tíos y sus abuelos,  la niña deberá adaptarse a su nueva vida en la que encuentra la competición y amistad de su pequeña prima.

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Esta es una película feliz, redonda, sencilla y veraz. Nada parece aquí impostado cuando se presenta el retrato certero del duelo infantil, con sus trucos, sus trampas y sus pequeñas crisis que no se resuelven hasta el llanto liberador. Una película en la que la familia está en el centro y sale muy bien retratada, con sus luces y sus sombras, sus amores incondicionales y sus vínculos eternos. Una gran película.

La calle de la reina Ester de Julio Martínez Mesanza

Julio Martínez Mesanza es un filólogo, traductor y uno de los mejores poetas españoles de la actualidad. Ha dirigido varias sucursales del Instituto Cervantes, como los de Túnez o Tel-Aviv. Sus libros son una reflexión sobre los valores, la tradición y el conflicto que suscitan en el mundo moderno. Por este baluarte han pasado su Elogio del desierto, Soy en mayo y su último poemario, Gloria por el que recibió el Premio Nacional de Poesía en 2017. Este nuevo libro publicado a finales de 2017 ha sido editado por RIALP.

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La calle de la reina Ester es un libro breve y peculiar, muy personal, en el que el autor, que no había publicado nada en prosa salvo un libro inencontrable, desgrana pensamientos, conversaciones, trabajos inacabados, viajes y muchas lecturas de las que nos deja unas gotas de elixir para despertar nuestra curiosidad. Ensayos, memorias y autores actuales o clásicos pasan ante nuestra mirada para aumentar más la larga lista de libros que, quizás, jamás leamos.

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Caótico, atractivo y muy bien escrito, Mesanza nos lleva de la mano por detrás del decorado de su poesía, nos permite subirnos a la tramoya y observar los retales por coser, las piezas desechadas y los cientos de libros y paisajes que sirven de inspiración a este poeta cuya lectura siempre se me hace breve, muy breve.

Covadonga 2018. Una reflexión teológica anglo-astur

Regresaba ayer en avión y entre los muchos papeles a disposición del pasajero había un folleto sobre los Centenarios de Covadonga en 2018. Se celebra el centenario de la Basílica de Covadonga, el centenario del Parque Nacional de Covadonga, ahora ampliado al de los Picos de Europa y, además, el 1300 aniversario de la batalla de Covadonga, comienzo de la Reconquista. Una celebración redonda desde luego, que, si puedo, me llevará a esas queridas tierras de mis parte de mis ancestros.

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Pero además de la conmemoración en sí, lo que me llamó la atención fue la doble versión en inglés y español del folleto que aparece en la foto y que tiene en común una hermosa foto aérea de la Basílica. Fíjense lo que dice:
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En español que, lógicamente, será el original dice: "Vuelve al Paraíso. Ven a Asturias".
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En inglés, una traducción, se lee: "Come home to Paradise. Come to Asturias", lo que si me permiten una traducción, sería algo así como "Ven a casa al Paraíso. Ven a Asturias". Una frase de sintaxis extraña.

Como ven, la segunda frase, "Ven a Asturias" es común y el cambio se produce en la traducción de la primera frase que debería ser: "Come back to Paradise". Esto, que parece una cuestión menor o una traducción defectuosa, realmente encierra toda una reflexión teológica que les resumo a continuación.

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Para españoles e hispanoparlantes está claro que al Paraíso, siempre se regresa, hayamos estado antes o no en Asturias. Se regresa porque algún día estuvimos allí. Allí empezó todo, la obra de Dios, la vida, el Hombre ... y el pecado original. Este mensaje es coherente con la tradición judeocristiana. También, en cierta forma, con la musulmana pero el mensaje no va dirigido a ellos que sufrieron en Covadonga el principio del fin de su ataque a la Península.

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En cambio, para el resto del mundo no está tan claro. Por eso los anunciantes que saben que ahí fuera hay una gran cantidad de paganos (porcentualmente más que aquí, que ya es decir), que creen que nunca han estado en el Paraíso y, por tanto ese "Come back" no iba a ser nunca entendido.

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No vamos a poner al Principado de Asturias a dar catequesis sobre el Génesis y creo que la solución no es mala del todo. Al fin y al cabo, la Santina está ahí para estas cosas y otras más importantes.

Lisboa, paraiso luminoso y triste

Como ya dije en otra lejana ocasión, el autor de El principito, el aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupery, definía a Lisboa como un paraíso luminoso y triste y todo esto es cierto. Y nuevamente lo pude experimentar por enésima (y siempre escasa) ocasión, esta vez gracias a la generosidad de una persona cercana y querida que disfruta de esta ciudad y sus rincones, misterios y gentes, mientras mira como el rio Tejo se hace mar, guarida de Adamastor y camino del Imperio.

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Y allá regresé bien acompañado, con el tiempo tasado y sin otro plan mas que dejarme llevar por nuestro guía olisiponense, por las saudades y la curiosidad de una ciudad lánguida y siempre viva. La Gran Lisboa, valga la redundancia, se abría nuevamente a mi mirada de forma luminosa y triste, bulliciosa, poética y cantarina. Como siempre.

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Paseos sin prisa, edificios que fueron vidas e historias únicas ahora robadas para el paseante, copos de vinho, fados... Lisboa moura y eterna, vaidosa alfacinha, a la que siempre volveré de una u otra forma. Siempre.

A Tono Bravo de Loquillo

Especialmente para aquellos que hemos elegido la disidencia. El Loco cantando "A tono bravo".

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Que dice así:
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..De capa y espada, armas y letras,
..gentil y canalla, gallardo y calavera.
..No hay cielo lo bastante alto ni tierra pequeña.
..No hay océanos de tiempo
..que no surque mi propia bandera.
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..De Lope, el amor, la rabia de Quevedo,
..Espronceda, los Machado, Rocinante y Platero,
..vivan las Cortes de Cádiz y el Himno de Riego.
..Yo, como Unamuno, contra esto y aquello.
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..Elegí la disidencia, el motor de mi existencia,
..elemento discordante, la voz de tu conciencia.
...Escribo a quemarropa en legítima defensa,
. .no comparto opiniones, dicto sentencias.
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.. Elegí la disidencia, el motor de mi existencia,
...elemento discordante, la voz de tu conciencia.
...Escribo a quemarropa en legítima defensa,
...no comparto opiniones, dicto sentencias.
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...No hay océanos de tiempo
 ..que no surque mi propia bandera.
...No hay océanos de tiempo
...que no surque mi propia bandera.

Paris puede esperar de Eleanor Coppola

Eleanor Coppola es la veterana esposa del director norteamericano Francis Ford Coppola. Ella tiene una producción . Si bien Eleanor no ha tenido la misma larga carrera cinematográfica que su marido, director de la saga de El Padrino o de Apocalipsis now, ni de sus hijos, fue una presencia constante en películas dirigidas por sus familiares. Su contribución cinematográfica consiste principalmente en documentales en los que ha actuado como directora, cineasta y guionista. Esta que hoy se presenta fue estrenada en 2016 tuvo una fría acogida entre la crítica.

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París puede esperar nos pone en la vida de Anne, quien se encuentra en una encrucijada en su vida. Casada con un exitoso productor de cine, un día se encuentra de forma inesperada viajando en coche desde Cannes a París con un socio de negocios de su marido. Lo que debería ser un viaje de siete horas se convierte en una aventura de dos días repleta de diversión llena de lugares pintorescos, buena comida y mejor vino, mucho humor, sabiduría y romance, despertando los sentidos de Anne y dándole un nuevo deseo a su vida.

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La película en verdad no tiene argumento más allá de la costumbrista y desacostumbrada peripecia de dos en la carretera. Sin duda la película sirve como reclamo turístico y gastronómico de Francia mediante una selección de restaurantes, platos vinos y paisajes que dejan ganas de pasar por allí. Pero como película... Como película al uso no funciona y será porque su directora está más en el mundo de los documentales.