Una cadena de televisión en un programa de cierto éxito y notable audiencia construido a base de entrevistas y supuesta investigación hizo un programa en el que sacaban a la luz un asunto de abusos sexuales en la que unos chicos eran víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia, en este caso, un sacerdote. No vi el programa pero leí bastantes comentarios en redes sociales que me alarmaron por varios motivos.
.
Para los cristianos es un caso doloroso ya que a nadie le gusta que se publiquen y venteen los asuntos turbios de lo que uno considera suyo, su casa, en cierta forma. Ante este problema minoritario pero real y de tintes absolutamente abominables y satánicos, los cristianos no debemos ser neutrales ni permanecer impasibles.
.
Tampoco debemos dejarnos llevar por impulsos viscerales que nos lleven a cometer la injusticia de una estigmatización o calumnia ante acusaciones falsas, que las ha habido, y muchas. Por ejemplo, según datos de la Santa Sede, de los 3000 hechos denunciados y analizados, finalmente los casos de sacerdotes acusados de verdadera y auténtica pedofilia son 300 en cincuenta años.
.
En cualquier caso, uno sólo hecho de este tipo es una tragedia y un motivo de vergüenza y escándalo para los que pretendemos vivir dentro de la Iglesia.
.
Ante este dilema, que es el mismo con el que se ha encontrado las diversas jerarquías de la Iglesia, y sin negar que se han dado casos de exceso de protección o incluso ocultación, a los presuntos culpables, hay que tener en cuenta varios aspectos que hay que valorar, algunos de los cuales se suele omitir. Sin pretender ser exhaustivo digo que:
.
- En un mundo hipersexualizado y hedonista se hacen guiños a la posibilidad de aceptar la pedofilia como algo aceptable, como se ha visto en los casos de ciertos artistas y personajes famosos cuyas conductas pedofílicas han sido “lavadas” por la opinión pública.
.
- Hay que admitir que el efecto internet ha multiplicado los casos de pedofilia a través de la pornografía infantil y la facilidad de contactos virtuales.
.
- Las víctimas de abusos son, en su inmensa mayoría, chavales cercanos a la Iglesia, como alumnos de colegios religiosos, seminaristas, etc. Esta pertenencia a la Iglesia puede reprimir, consciente o inconscientemente, a las víctimas de acusar a los pederastas o refrenarle a denunciar los hechos. Es un efecto perverso, pero es así.
.
- Habría que preguntarse si los sacerdotes pederastas, ¿no serían pederastas en cualquier otra actividad? Es decir, quizás la verdadera culpa de la Iglesia sea no haber advertido estas desviaciones antes de la ordenación evitando dar la dignidad sacerdotal a personas que en ningún caso la podrían ejercer.
.
- Sin intentar justificar, tan solo explicar, se debería publicar el porcentaje de hombres con denuncias por pederastia. Quizás el porcentaje de sacerdotes sea menor, aunque desde luego más escandalosos. Mis cuentas son las siguientes:
Como dato revelador de la magnitud del problema, en marzo de 2016, el Registro de Delincuentes Sexuales del Ministerio de Justicia revelaba que hay 40.000 delincuentes en España, es decir 0,17% de la población masculina aproximadamente.
Si sabemos que hay 440.000 sacerdotes y religiosos en el mundo y el porcentaje de casos confirmados de pederastas en la Iglesia son 300, el porcentaje es de 0,06%, es decir menos de la mitad de la media en España.
Quizás sean unos datos deslavazados e inconexos pero no quería que pasara el día sin decir que hay un problema grave, que las víctimas necesitan protección, consuelo y reparación, que la sociedad española y del resto de países no debe tener argumentos para atacar a la Iglesia por la levedad o falta de firmeza para acotar y condenar estos hechos.
.
Pero también que los hechos son muy minoritarios y es injusto condenar a toda la Iglesia por casos aislados. Como dice un proverbio africano, "hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece".