Comer en Asturias. Tierra Astur en Colloto.

Por mis venas hay tanta sangre asturiana como gallega, mezclándose con la burgalesa dando un producto genuinamente norteño y en el Norte, al menos en el de España, se come bien. ¿Qué les voy a contar a Vds. de la cocina vascongada o del lacón con grelos?

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Una corta semana en Asturias ha servido para revalidar ni opinión y para dar cuenta de algunos lugares al los que merece la pena ir y perderse entre pucheros para degustar los platos de esta tierra generosa cocinadas por manos expertas y sabias en lugares interesantes.

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Una cadena de restaurantes asturianos, llamada Tierra Astur, tiene varios locales en Oviedo, Gijón, Aviles o Colloto, pequeño pueblo cercano a Oviedo en la carretera de Santander. El Tierra Astur de Colloto es famoso por la decoración original donde se puede comer dentro de un enorme barril de sidra (obviamente vacío) y recuerden que es la mayor sidrería del mundo. La carta es larga, el servicio esmerado y rápido y las raciones inolvidablemente enormes y de una calidad extraordinaria. El "filete al quesu", como el de la foto, puede medir 35x15 cms.
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Es un sitio para visitar con tiempo y hambre, en grupo y con buen ánimo para pasear una larga digestión. Entonces, si la relación calidad-precio es inmejorable y la sidra abundante... ¿a qué espera?

Te querré siempre (Viaggio in Italia) de Roberto Rossellini

El romano Roberto Rossellini es uno de los grandes directores de cine italianos, un innovador del séptimo arte. Comenzó su carera durante la Segunda Guerra Mundial y continuó dirigiendo obras como Roma, Ciudad abierta, o Paisá, que fue la única de sus obras nominada para un Oscar.
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Algunos consideran esta película Viaggio in Italia, rodada en blanco y negro en 1954 como una obra revolucionaria que cambia la historia del cine. La cinta se presentó en España con el título Te querré siempre (costumbre, ésta de cambiar títulos, que nunca he entendido cuando Viaje por Italia hubiera sido perfecto). Esta película está considerada, como decía, como la primera "película moderna", una innovación en su ritmo, sus planos y su fotografía que llevó a la crítica italiana a acoger con frialdad y desdén esta obra, que sería años después ensalzada por la crítica, sobre todo francesa, llegando a decirse que tras esta película innovadora el cine hecho hasta entonces habia envejecido diez años.

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Los Joyce, interpretados por George Sanders e Ingrid Bergman, que era la pareja de Rossellini, pero a punto de romper, en aquellos momentos, son un matrimonio británico que viaja en coche a Italia para cerrar la venta de una vivienda familiar. El contacto con la realidad pobre, rural y, para ellos brutal del sur de Italia provoca, a su llegada a Nápoles, el estallido de una crisis matrimonial latente. Hacen vidas separadas y su relación cambia aún más durante una visita a la ciudad de Pompeya, al ser testigos del vaciado de dos personas, un hombe y una mujer, que murieron en la destrucción de la ciudad. De regreso se ven atascados en una procesión religiosa que recorre las calles de Nápoles y allí descubren parte de su problema.

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Viaggio in Italia es una reflexión sobre los celos y la fidelidad, el vacío en los matrimonos fracasados y sobre el amor y el desamor expuestos en su crudeza, con el Nápoles de los años cincuenta como su escenario.

No entiendo ...

Desde este Baluarte ya se emitió la primera alarma hace cuatro años y medio. Quizás el desconocimiento, los arcanos ligados a la economía internacional, los manejos de las estructuras financieras, lo extraño de ciertos conceptos y del lenguaje empleado por políticos y periodistas, cuyos conocimientos técnicos de economía son, más o menos, tan bajos como los míos, dan a la situación actual una carácter surrealista, inaprehensible y críptica. A muy pocos se les alcanza a comprender, siquiera mínimamente, la realidad de lo que pasa, pero todos tienen una solución o una opinión. Por ejemplo, CCOO y UGT proponían el pasado 1º de mayo aumentar el empleo público... cosa que no merece más comentario.

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Jamás se había visto a tanta gente comentando y criticando con apasionamiento desmedido cosas que ignora y es incapaz de entender. Prácticamente todos tienen una solución para resolver la actualidad económica y tiene una opinión sobre "primas de riesgo", "rescates", "políticas financieras" o eso que llaman "los mercados", verdaderos culpables de la situación y contra quienes nadie hace nada.

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Lo cierto es que los mercados tienen nombres y apellidos y despacho en la City londinense o en la Wall Street neoyorquina. Estos especulan, mueven dinero y casi nada arriesgan generando millonarios beneficios inmediatos vendiendo algo que acaban de comprar, por ejemplo nuestro futuro.

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Pero "los mercados" atacan a quienes saben que pueden chuparles la sangre, a quienes notan amedrentados, a quienes tiran la toalla o los que muestran una desunión que les fractura aún más. A esta percepción contribuye cierta izquierda echando gasolina en la hoguera callejera, pero sin aportar soluciones ni preocuparse del descontento de todos y de la desesperanza de los más golpeados por esta crisis.

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A mi me han subido también el IVA, me han quitado la paga de Navidad y me han subido las retenciones. Hace un año, la actual oposición me había bajado también el sueldo. Entiendo que todas son medidas necesarias para que el Estado obtenga liquidez y pueda afrontar los pagos de deuda.

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Lo que no entiendo es que se hayan recortado sólo un 20% y no el 100% a las subvenciones a partidos, sindicatos y organizaciones empresariales.

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No entiendo que no se reforme la Constitución para eliminar el Senado que nada aporta, salvo gastos, y que se modifique la estructura territorial y administrativa del Estado más ineficiente de Europa eliminando las Comunidades autónomas o, al menos, retomando las competencias que se cedieron y que demostraron no ser capaces de gestionar.

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No entiendo que siga habiendo ayuntamientos de 250 habitantes de los que 5 cobran por ser cargos públicos, ni alcaldes que cobren diez veces lo que un humilde funcionario trabajando diez veces menos y haciéndolo mucho peor y al margen de la Ley.

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No entiendo, en definitiva, cómo los mismos políticos y los mismos bancos que nos metieron en esta situación van a sacarnos de ellas sin cambiar las reglas del juego. Esto último no sólo no lo entiendo si no que, además, sé que es imposible.

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Pero las instituciones privadas, pero pagadas con mi dinero, oligárquicas, ineficientes, caras y corruptas que son los partidos políticos, sean PP, PSOE, IU o quienquiera que sea, jamás cambiarán nada por que, incluso el caos actual, les beneficia y perpetúa sus privilegios de casta nunca merecidos y en esto siempre habrá unidad de criterio entre los partidos. Deben irse y dejar paso a los que no tengan intereses privados mezclados con los de España y los españoles.

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La solución, Sr. Rajoy, no es "más Europa" sino "Más España y más decencia". Esperemos que se vayan pronto y dejen paso a los que saben. Entretanto, recemos por España.

La dolce vita de Federico Fellini

El director italiano Federico Fellini, que había ganado ya dos Oscar a la mejor película extranjera, alcanzó con esta película rodada en 1960 una notoriedad en el mercado americano que le consagró como un genial artista. Con La dolce vita, volvió a ganar un Oscar, al mejor vestuario, de los cuatro a los que fue nominado, además de la Palma de Oro de Cannes. Anteriormente había ganado otros dos

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La película, que dura casi tres horas está separada en varios episodios que cuentan diversos aspectos de la vida italiana, en concreto sobre la Via Veneto de Roma, de la que son común denominador Marcello Rubini, un periodista en busca de celebridades, que se mueve con insatisfacción en las fiestas nocturnas que celebra la burguesía de la época. El más famoso es en el que acompaña a Sylvia, una célebre actriz de cine, interpretada por la impresionante Anita Ekberg, y su célebra baño en la Fontana de Trevi. Pero hay otros como el de los niños videntes, la reunión de intelectuales en casa de su amigo Steiner, la salida de copas con su padre, y otras que van configurando y delineando la personalidad de Marcelo, interpretado por Marcelo Mastroianni.

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Esta película marca un antes y un después en el cine italiano, en su simbolismo y originalidad en la estructura narrativa. La dolce vita ha sido y es una película de culto que todo amante del cine debe ver.

Marathon man de John Schlesinger

El director judío británico John Schlesinger, que ganó el Oscar en 1969 por Cowboy de medianoche, dirigió en 1976 esta película, Marathon man, en la que se trata el asunto, ya un poco demodé, por meros motivos biológicos, de la caza de nazis. El guión está basado en una novela de 1974, del mismo título, del escritor y guionista, también judío, norteamericano William Goldman.

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Se producen una serie de asesinatos, aparentemente inconexos, hasta que asesinan al hermano del protagonista, Tom Levy, un estudiante y corredor de maratones, interpretado por Dustin Hoffman, que se ve inmerso en una trama en la que un grupo de nazis, cuyo líder, un émulo de Menguele que vive en Sudamérica, pretende continuar con sus actividades y recuperar una fortuna en oro y diamantes de oscuro origen.

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Las escenas de peleas, explosiones, persecuciones y similares muestran lo mucho que se ha avanzado en las técnicas cinematográficas ya que aparecen poco creíbles frente a las simulaciones y técnicas digitales de la actualidad.

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Aunque han pasado casi cuarenta años desde que se estrenó esta película mantiene cierta frescura y una trama muy ben conducida que la mantiene el un puesto muy alto en la lista de thrilers.

Somewhere de Sofia Coppola

La hija del director norteamericano Francis Ford Coppola, Sofia Coppola, pasó a la cima de los directores al ganar con esta película el León de Oro en Venecia en 2010.

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El guión de esta película titulada Somewhere, también de la directora nos sitúa en la vida vacía y rídícula de lujo y mujeres de un artista de cine de Hollywood, Johnny Marco.

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Es memorable la actuación de la niña Elle Fanning, representando a Cleo, la hija de Marco y cómo su simple preencia, sus miradas y su actitud son capaces de cambiar al famoso actor de su vida disoluta.

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La película transcurre sin grandes momentos, con escenas sin contenido excesivamente largas. No es, por decirlo así, una gran película, pero tiene la virtud de dejar un poso firme y claro, sobre la vacuidad del hombre moderno y, en especial, sobre la e aquellos que viven el mundo de la farándula, pero también sobre la necesidad de la familia y el cuidado y ejemplaridad sobre los hijos.

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Quizás no merezca un León de Oro, pero sí al menos nuestra atención.

Buena comida y mejor música en La Favorita

Cenar con buenos amigos en una fresca y agradable noche del verano madrileño es siempre una magnífica actividad que alegra, divierte y alimenta.

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Si el lugar elegido ofrece una comida bien elaborada, sana, deliciosa y original y además a uno le atienden de forma correcta y esmerada, puede ser el complemento a la velada de amistad y risas. Casi siempre esto es suficiente para pasar unos buenos momentos antes que caigamos en bancarrota.

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Pero si además de todo esto el restaurante elegido está situado en un bello palacete, de esos que llamaban "hotelito", magníficamente amueblado y decorado, en el centro de Madrid y todo ello es amenizado por los camareros que son cantantes de ópera y un magnífico pianista, como los señores de la foto, la cena se convierte en única, la cena en espectáculo, no sólo para el paladar, sino, sobre todo, para el oído.

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Todo esto se puede encontrar, en un ambiente elegante y distendido, en el Restaurante La Favorita, sito en la calle Covarrubias de Madrid, vinculado a la Fundación Operística de Navarra... (por cierto, ¡Viva San Fermín!)

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Desde luego si quieren cenar en un ambiente diferente, le gusta disfrutar en directo del bel canto y no le hace ascos a una cocina sugerente, pase por La Favorita y disfrutará de una noche muy especial.