martes, 29 de noviembre de 2011

Libros, lecturas, orden y visitas inesperadas

Siempre he pensado que cuando se me acerque, de forma irremediable y fácilmente identificable, la muerte voy a tener o bien prisas por acabarme el libro que esté leyendo en ese momento, o bien tendré dudas sobre si empezarme otro, yo, que soy psicológicamente incapaz de dejar sin terminar un libro. Supongo que cuando llegue tal momento, no tendré muchas ganas de leer... o si. Divagaciones estériles de cualquier forma.
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El caso es que hace un par de noches, ya tarde, terminé de leer el Castilla de Azorín y dado el tamaño de esta edición decidí levantarme a colocarlo en la librería. Ví entonces que no tenía sitio ya que "nació a la vida" en mi mesilla de noche, torre de p(b)ap(b)el que acompaña mis desvelos y mis descubrimientos literarios bajo las (figuradas) estrellas de mi cuarto.
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Allí, frente a mis libros, frente a los recuerdos que cada uno me trae, en mitad de la noche me puse a ordenarlos para hacerle un hueco al recien llegado. Decidí retomar el viejo orden según el cuál agrupo a unos veinte o treinta volúmenes a cuyos autores llamo los "grandes de España" (del siglo XX). Allí acabó este volumen junto a los otros de Azorín, y los de Unamuno, Ortega, Marañón, Julián Marías y Maeztu, varias primeras ediciones y muchas horas de insomnio y aprendizaje, de literatura y placer sosegado. Sé que hay otros, pero estos son los míos.
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Al menos, cuando me visite la parca, me encontrará con los libros ordenados para alguien que, en el mejor de los casos, los desordene. Pero entonces me importará bien poco.

domingo, 27 de noviembre de 2011

La profundidad de los sexos de Fabrice Hadjadj

Si les dijera que hasta hace sólo trece años el autor de este libro fluctuaba entre el anarquismo y maoismo que "profesaban" sus padres, ateo y que nace de una familia árabe de origen judío, quizás pensarían que no son las mejores credenciales para un autor de teología cristiana. Fabrice Hadjadj era eso y además padre de cuatro hijas, esposo de una actriz de teatro y profesor de filosofía y literatura hasta que se encontró con Dios, se bautizó en 1998, y ahora no sólo es profesor en el Seminario de Tolón, Francia, si no que además está considerado como uno de los teólogos más lúcidos, originales y rompedores dentro de la más absoluta ortodoxia católica.
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Y de este autor traemos aquí uno de sus tres libros publicados hasta ahora en España: La profundidad de los sexos, por una mística de la carne, publicado en su edición francesa original en 2008. En España lo podemos leer en nuestra lengua gracias a la editorial Nuevo Inicio, iniciativa del Arzobispado de Granada.
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Este libro es absolutamente rompedor y con una lógica deslumbrante nos coloca frente al misterio de la vida a la luz de Cristo. Nos explica, sin tapujos ni medias palabras las verdades del sexo y de su significado, del matrimonio y sus trampas, de la paternidad y la educación de los hijos y del significado y papel de la familia en el mundo actual. Lo hace con una agudeza y una ironía que hace su lectura, de una temática profunda y seria, un momento de aprendizaje y solaz. No me resisto a poner dos frases que me llamaron la atención por diversos motivos: "Una relación sexual completa es la que implica tener una suegra" y "De entre los terroristas barbudos Papá Noel
no es el menos peligroso".
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Finalmente me descubrió un concepto tremendamente sugerente, real y persistente que pasa desapercibido en nuestras sociedades. Se trata del "adulterio vertical" que es aquel que se da entre los miembros de una pareja que jamás se serán infieles con una tercera parte, pero cuya raíz es el desamor, la prepotencia y la hipocresía. En este adulterio, nos dice Hadjadj es peor que el, digamos, tradicional con un tercer actor, ya que en este los cuernos, en la pareja, los lleva el demonio.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Castilla de Azorín

Azorín es uno de los mejores escritores españoles del siglo XX, a pesar de que Josep Pla decía que, por ser mediterráneo, no dominaba la lengua española y que, como él, sólo escribía con frases cortas. Puede ser, pero a mi el resultado me parece soberbio.
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Es Azorín un caso extraño por que siendo alicantino se identifica con Castilla y lo castellano. Esto es lo que el mueve a escribir en 1912 este breve pero intenso libro titulado así, Castilla.
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La edición que he leído y disfrutado, editado por Incafo en gran formato, tiene dos magníficos añadidos que son un regalo. Un prólogo de Camilo José Cela, un gallego con alma mallorquina que paseó por la Alcarria. Además, tiene este volumen una excelente colección de 120 fotos de paisajes castellanos, obra de Juan Antonio Fernández Durán, que recuerda al mítico Ortiz Echagüe.
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Nos dice el propio Azorín que en este libro "pretende aprisionar una partícula del espíritu de Castilla". Y es el néctar que esa partícula el que al leer nos hacemos con el sentido y el decoro de Castilla y lo castellano a las que ayuda la contemplación de las láminas que acompañan los capítulos de este libro, delicado y poético a pesar de tratar un tema rudo, a veces, áspero, como es la Castilla profunda y eterna que conformó a España.

martes, 22 de noviembre de 2011

Don Juan de Gregorio Marañón

Don Gregorio Marañón no sólo fue doctor, filosofo, ensayista e historiador, sino que, sobre todo, fue un español perspicaz, íntegro y erudito como muy pocos en los pasados siglos. Su pluma nos dejó piezas de una gran belleza literaria y de una original agudeza. Este Don Juan, que Marañón escribió en París en 1940 es un compendio de tres breves ensayos sobre el mito de Don Juan.
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El primero de ellos analiza el fenómeno de la secta de los alumbrados que mezclaban sexo y religión y que, a pesar de su carácter muy minoritario fue especialmente dañino en cierto clero durante el siglo XVII. Este siglo de oro en lo cultural escondía una capa de libertinaje e inmoralidad que fue el caldo de cultivo que dio vida a un personaje como el de Don Juan, mito y realidad, nacido de la pluma de Tirso de Molina que tomó, con certeza un modelo de la vida real.
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Es, precisamente, el segundo ensayo el que analiza ese modelo identificando al Conde de Villamediana como el verdadero Don Juan, narrando sus muchas peripecias y aventuras amorosas que fueron motivo de escándalo y admiración en una España imperial y decadente.
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Finalmente, el tercero estudia con detalle y delicadeza a la llamada "Novia del Conde", que no fue tal. Se trata de la Reina de España, Doña Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV e hija de Enrique IV de Francia.
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En definitiva se trata de una lectura amenísima, agradable y clarificadora desde un punto de vista histórico, social y psicológico sobre el mito universal de Don Juan, como el hombre incapaz de amar.

domingo, 20 de noviembre de 2011

75 aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera

Hace hoy setenta y cinco años, en una fría madrugada alicantina entregaste tu vida al Padre. Un puñado de balas asesinas te arrancaban el alma y te hacían paradójicamente inmortal. Tus 33 años fueron fecundos porque amaste con pasión y furia a España, porque pensaste en un futuro en Paz para tu Patria, porque creíste que la justicia social era posible al margen de luchas de clases y libres mercados, porque fuiste el líder necesario que a todos estorbó, porque entendiste la vida como servicio, como sacrificio y como milicia y porque nos has dejado las más apasionadas páginas de tu pensamiento, de tu visión y de tu poesía, a la que siempre se regresa en momentos de zozobra.
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A ti, poeta maldito de España, cuya obra es prostituida por aquellos que nunca te entendieron y que creen ser tus seguidores o por aquellos que aún hoy te odian, porque sin duda nunca te han leído; a ti, Capitán eterno de las Juventudes de España, te ofrezco hoy cinco rosas que poso sobre tu lápida.
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A ti, José Antonio Primo de Rivera, te agradezco, hoy como siempre, tu testimonio y tu sacrificio, tu valor y tu entrega, tu clarividencia y esa poesía que promete, con una oración al Padre Eterno.
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José Antonio Primo de Rivera
¡¡Presente!!

sábado, 19 de noviembre de 2011

Reflexionando ...

Paseo absorto por la calles. Hay carteles en las paredes y en las farolas. Por fin un insufrible soniquete ha parado. Las nubes dan a España el empaque de escenario para una tragedia, aunque al final siempre acaba en comedia bufa, sarcásticamente hiriente pero dolorosamente real. Más de lo mismo. Cifras, porcentajes, vaticinios, aplausos, gritos, lamentos, declaraciones ampulosas cargadas de buenas intenciones y palabras hueras con cierta afectación que causa sonrojo. Será eso que llaman la "fiesta de la democracia", así, con minúscula y sin sentido del ridículo.
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Leo carteles preocupantes que dicen "Rebélate" o "Pelea por lo tuyo". Hay cierta violencia en ellos que me hacen temer que la fiesta acabe, como en las verbenas de los pueblos, en bronca. Se palpa la tosquedad de las almas y de los instintos. Otro grupúsculo que no representa a nadie, dice "Reflexiona: Abajo el régimen". Son los mismos que atacaron el palacio del Congreso hace unos días. Daña la razón ver cómo nos invitan a reflexionar, pero nos imponen, a priori, el resultado de nuestra reflexión. Puro totalitarismo, el nuevo nombre de la democracia secuestrada, no ya, como hasta ahora, por las oligarquías partidistas, si no por los rebeldes que no admiten la democracia, salvo la que ellos quieren... Temo que este vaya a ser el signo de un futuro negro, oscuro y violento donde la razón deje paso a la barbarie. Lo veremos pasado mañana.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La emboscadura de Ernst Jünger

Después de leer los primeros libros de Ernst Jünger y de descubrir a uno de los más lúcidos ensayistas europeos del siglo XX, recibí de un visitante de este baluarte la recomendación de leer el que, en su opinión es el mejor libro de Jünger, La emboscadura. Eso hice.
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Es un libro breve pero intenso, de densidad intelectual pero no por ello complicado o críptico, por el contrario es directo, a veces, supongo, hiriente para quien se pueda ver reflejado en sus lineas, como parte de la masa. Pero mejor es que sea el propio Jünger quien resuma su libro en el breve "sumario" (sic) que aparece al final del libro. Es este:

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Las preguntas que se nos hacen van simplificándose y exacerbándose. Llevan a disyuntivas, como lo muestran las elecciones. La libertad de «decir no» es restringida sistemáticamente. Está destinada a dejar patente la superioridad de quien hace las preguntas y se ha convertido en un riesgo que se asume en un sitio tácticamente equivocado. Lo dicho no pretende ser una objeción contra su significado moral.

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La emboscadura representa una nueva respuesta de la libertad. Los hombres libres son poderosos, aunque constituyen únicamente una minoría pequeñísima. Nuestro tiempo es pobre en grandes hombres, pero produce figuras. La amenaza configura pequeñas minorías selectas. Junto a las figuras del Trabajador y del Soldado Desconocido aparece una tercera figura, el Emboscado. El miedo puede ser vencido por la persona singular si ésta adquiere conocimiento de su poder. La emboscadura, en cuanto conducta libre en la catástrofe, es independiente de las fachadas político-técnicas y de sus agrupaciones. La emboscadura no contradice a la evolución, sino que introduce libertad en ella mediante la decisión de la persona singular. En la emboscadura la persona singular se confronta consigo misma en su sustancia individual e indestructible. Esa confrontación expulsa el miedo a la muerte. Aquí las Iglesias no pueden dar más que asistencia, pues, en su decisión, la persona singular está solitaria, y el teólogo puede, ciertamente, hacerla cobrar consciencia de su situación, mas no sacarla de ella.

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El emboscado atraviesa por su propia fuerza el meridiano cero. En las esferas de la medicina, del derecho y del empleo de las armas la decisión soberana corresponde al emboscado, quien tampoco en la moral actúa de acuerdo con doctrinas. y se reserva la aceptación de las leyes. El emboscado no participa en el culto del crimen. El decide la naturaleza de su propiedad y el modo de afirmarla. Es consciente de la inatacable profundidad. desde la que también la Palabra otorga una y otra vez plenitud al mundo. En eso está el cometido del «Aquí y ahora».

lunes, 14 de noviembre de 2011

Pólvora con aguardiente del Marqués de Tamarón

Me llamó la atención el título de esta libro del Marqués de Tamarón. como había leído ya otras obras de este diplomático montaraz, erudito y coñón.
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Pólvora con aguardiente es el título del primero de una serie de once cuentos de tamaño va
riado pero que están unidos por una misma calidad literaria y una calidez en la forma que hace de este libro de poco más de 150 páginas editado por Argos en 1983, una experiencia erudita, irónica y socarrona, casi siempre decadente.
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Y digo decadente por sublime, por pertenecer a una elite en vías de extinción que no calla por que aún tiene cosas que decir, pase lo que pase. Y las dice bien. En definitiva por adorar todo aquello que se encuentra en el más absoluto olvido.
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Los cuentos nos llevan, como la valija de una legación móvil de aquí para allá, de Zahara a Dinamarca, de Madrid a Lagos y de Salt Lake City a la Seranía de Ronda. Tamarón se recrea en los personajes por que le son familiares y en dos pinceladas obtiene un perfecto retrato moral.
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Los conoce, seguramente, a casi todos por que son tan
reales como los de "Juego de cartas" que nos muestra a un diplomático que en Julio de 1936 jugaba a dos bandas para conservar el puesto y no perder... Finaliza el libro con una extraña y curiosa historia, personal y familiar, de una medalla conmemorativa, la "Lusitania Medal" falsa y veraz a la vez.

jueves, 10 de noviembre de 2011

San Fernando. Una isla, un tranvía y pescaíto en la Venta de Vargas.

Llegué con la noche a un San Fernando donde había estado hacía muchos años y del que poco recordaba. La Isla de León, que así se llama la zona y daba nombre a la ciudad "Villa de la Real Isla de León", está y recibe su buena influencia de la capital provincial, de esta Cádiz hermosa y doliente, jaranera y esclava de sus administradores que mira de reojo al mar buscando la salida a su dramática situación. San Fernando sigue estando al lado del mar, cerrando la bahía de Cádiz, quizás uno de los lugares más hermosos de España.
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En la Isla de León se celebró en 2010, el 200 aniversario de aquellas Cortes que, durante el asedio francés, daban fe de la soberanía nacional. La conmemoración usó un el bello lema: "
Cuando España era una isla". El año que viene le toca a la primera Constitución, la Pepa, que aquí también fue alumbrada.
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Pero San Fernando, por cuyas calles siguen paseando marineros e infantes de marina, pendencieros y heroicos como siempre, pierde fuelle, aparece colapsado, como en derribo. Apenas algunos edificios, casi todos públicos, mantienen la dignidad arquitectónica que tuvieron, y algunos ya no recuerdan cuándo fueron encalados por última vez. La gente, alegre y confiada, pasea por sus calles y se reúne en los cafés.
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Una asombrosa obra inútil, un tranvía que quizás nunca vaya a funcionar, deja sus raíles vírgenes sobre un pavimento como muestra de la mala gestión municipal. Mala y criminal, ya que no sólo es caro sino que el dinero mal usado es de todos.
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Llama la atención la cantidad de estatuas, monumentos y placas conmemorativas, casi todas nuevas, que adornan sus plazuelas. La más famosa, quizás, la de una de las glorias locales, "Camarón de la Isla", gitano, drogadicto, seguro que "
buenahente" y uno de los cantaores de más garra y mejor voz del siglo XX. Un cañaílla de pura cepa.
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Y a la hora de comer -que en Cádiz adquiere el rango de rito-, en noviembre y bajo un sol de justicia me pasé por la Venta de Vargas, donde en 1959 Manolo Caracol descubrió
cantando a un niño ocho años, Camarón, y donde en los años 30 se "inventaron" las tortillitas de camarones. Allí junto con un Barbadillo fresquito di cuenta de unos lenguados de estero a la Menier. Estos pescados, criados en la cautividad de las salinas proporcionan a su carne un sabor especial, delicioso y que sólo se puede degustar a orillas de la Bahía de Cádiz, donde España, recuerden, fue una isla y hoy se desangra bajo el sol a causa del desempleo y la mala gestión.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Un safari en mi pasillo de Enrique Monasterio

Este libro lo empecé a leer hace más de cuatro años. Hoy lo he terminado. La tardanza no se debe a que sea especialmente voluminoso, ya que tiene algo menos de 400 páginas, ni a que sea tedioso e insufrible ya que es de lectura ágil y tremendamente divertido. Lo que pasa es que lo hemos leído en familia y en pequeñas dosis. No ha sido un libro de mesilla de noche sino de mesa camilla, alrededor de la cual nos sentábamos todos, somos seis, y a veces incluso con algún "artista invitado" y tras leer uno de los artículos, charlábamos y comentábamos tratando de sacarle el mucho jugo que da este libro, titulado Un safari en mi pasillo. Este libro fue, durante años, el complemento al Catecismo de la Iglesia para las veladas de formación familiar, sobre todo cuando vivíamos en tierras de infieles...
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Su autor tiene la singularidad de que, además de buen escritor, estar dotado de un gran sentido del humor y conocer a las mil maravillas a los adolescentes, con los que ha trabajado durante muchos años, es un gran sacerdote católico. Enrique Monasterio, bilbaíno, tiene un más que recomendable blog titulado Pensar por libre, título que lleva su columna habitual en la revista Mundo Cristiano, y de las que sale este libro recopilatorio.
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Es una lectura más que recomendable, sobre todo para jóvenes, pero también para padres que quieran estar en la onda de forma eficaz y divertida. A cada pequeño acontecimiento o anécdota que cuenta Don Enrique le saca unas conclusiones suculentas y siempre, claro está, en clave cristiana para no perder el norte.

martes, 1 de noviembre de 2011

Diario de un cazador de Miguel Delibes

Hace algo más de un año nos dejó el gran Miguel Delibes. Había leído hace años Mujer de rojo sobre fondo gris y mucho antes, como lectura escolar, El camino. Recuerdo que no me disgustaron. A raiz de su fallecimiento, leí artículos suyos, o sobre su vida y su obra y me pareció una persona íntegra, casera, sencilla, quizás humilde. Una persona cuya trayectoria podría parecer provinciana y hasta anodina, pero era debido a que su grandeza estaba no sólo en su pluma sino también en su forma de ver y vivir la vida.
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En un reciente artículo de El País, un librero recomendaba, por haber sido el libro que le abrió los ojos a la literatura, Diario de un cazador, la quinta de las novelas de Delibes y con la que mereció el Premio Nacional de Narrativa en 1956. Me fié del librero y lo leí. No sólo no me arrepiento, si no que he redescubierto a uno de los grandes cuya lectura voy a retomar.
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La novela está contada en primera persona por un joven, Lorenzo, cuya gran pasión y afición es la caza, alrededor de la cual, nos va contando su vida cotidiana, sus amistades, su incipiente noviazgo, la enfermedad su madre, la vida y la muerte como parte de la cotidianidad ruaral, su trabajo de conserje por el que no siente especial pasión y sus apreturas económicas. La caza, con sus reglas y sus ritos, es para él, como contrapunto de su vida gris, un espacio de libertad, de humanidad y de belleza. Los amplios y secos campos de Castilla, son el escenario sobre el que Lorenzo nos va contando en su diario su vida, con una forma de escribir directa y desenfadada, usando un bello argot cinegético, para mi desconocido, dando, quizás las claves de la felicidad en el que es, además, un sugerente y bello estudio de la naturaleza humana.