La ventana indiscreta de Alfred Hitchcock

Regresa el genio británico Alfred Hitchcock a este Baluarte con uno de sus mayores éxitos con esta película que hoy se presenta, estrenada en 1954 y protagonizada por James Stewart y una radiante Grave Kelly. Aunque no recibió ninguno de los grandes premios, fue nominada para el BAFTA a la mejor película y a cuatro Oscar, incluyendo el de mejor director.

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La ventana indiscreta nos sitúa en la aburrida vida de un reportero fotográfico que se ve obligado a permanecer en reposo con una pierna escayolada en su casa, frente a una ventana que da a un patio de vecinos. A pesar de la compañía de su novia y de su diligente enfermera que le visita a diario, procura escapar al tedio observando desde la ventana de su apartamento con unos prismáticos lo que ocurre en las viviendas de enfrente. Debido a una serie de extrañas circunstancias empieza a sospechar de un vecino cuya mujer ha desaparecido y cree que ha sido asesinada.

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Esta es, sin duda, una de las grandes producciones de Hitchcock capaz de sacar la tensión y la fuerza interpretativa de una situación de absoluto tedio y de un escenario de pocos metros cuadrados. Sin duda tiene hechuras de obra maestra, un monumento al cine y al voyeurismo que se tiene que ver.

Padre Pío de Gabriele Amorth

El padre Gabriele Amorth es conocido por haber sido el exorcista del Vaticano durante varias décadas. Este hombre santo, recientemente fallecido, que tantas batallas venció al mismísimo Satanás tenía como padre espiritual a otro santo, este ya canonizado, San Pío de Pietrelchina. El Padre Amorth, que ya pasó por este Baluarte con sus Memorias de un exorcista, accedió a escribir una especie de biografía del Padre Pío basada en su amistad y en su experiencia personal de visitas, conversaciones y confidencias durante décadas. Este libro ha sido editado en un bonito y pequeño volumen de algo más de 200 páginas editado por la editorial Homo Legens en 2018.

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Padre Pío. Breve historia de un santo, tiene la ventaja de que está escrita por alguien que nos habla en primera persona y que cuenta casi todo según su propia visión basada en sus frecuentes visitas al Padre Pío entre 1942, en plena guerra, hasta 1968, año en que murió este santo capuchino.

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Del Padre Pío muchos hemos oído hablar, hemos leído testimonios, pero este libro abre los ojos hacia la vida cotidiana y sobrenatural de un verdadero santo de nuestro tiempo dotado de unos carismas sobrenaturales con los que salvó muchas almas. Todo un recomendable descubrimiento.

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Padre Pío, ruega por nosotros.

Caza mayor de Aquilino Duque

Aquilino Duque, el mago sevillano de las letras que ha pasado ya por estas almenas en numerosas ocasiones que no vamos ya a repetir, ha tenido la habilidad y la suerte poder recrear en sus novelas experiencias personales, cosas que supo en sutil mezcla con los productos de su prodigiosa imaginación. Fruto de ello es esta novela editada por Renacimiento en 2011 en un volumen bien cuidado de unas 250 páginas, que está basada en hechos bastante creíbles, y que se pasea por varios países, incluida España en varios momentos de la turbulenta historia del siglo XX.

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Caza mayor es un retablo de personajes grotescos pero muy reales que pretendieron, al comienzo de los años 40 del siglo XX cambiar el rumbo de la historia. La casa real británica y el Premier Churchill pretenden evitar el escándalo de ver públicamente la relación amistosa de un rey abdicado y Adolfo Hitler. Los alemanes, por su parte pretenden lo contrario y qué mejor lugar para esta partida que la España de postguerra y las embajadas españolas en Berlín y Londres donde el "espía" español Ángel Alcázar de Velasco juega un papel secundario pero relevante es esta historia bufa que quedó en nada.

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A esta novela de Duque le pasa lo que a otras suyas que comienza como si todo se supiera de antemano y va desgranando detalles poco a poco hasta que que queda todo ordenado hacia el final del libro. Sin ser de las mejores de Don Aquilino, esta novela mantiene la tensión de esta trama de caza mayor internacional. Reconozco que el haber leído el libro del citado Alcázar me ayudó a centrarme ya que conocía el pelaje de este turbio personaje.

Sonetos de la Patria oscura de Jon Juaristi

A Jon Juaristi se le conoce por ser el enfant terible del (anti)nacionalismo vasco, de la universidad y del ensayo literario. Ha pasado por estas almenas con varios de sus ensayos sobre el nacionalismo vasco, como Sacra némesis o La tribu atribulada, o sobre mitos literarios como El sueño del ocaso. Antes de la existencia de este Baluarte había leído otros ensayos de clave vascongada como El bucle melancólico y otros. En cambio no había leído la poesía de Juaristi más que, en dosis homeopáticas, en antologías. Este libro que hoy se presenta fue publicado por Recacimiento en 2018 en un volumen de 150 páginas en una cuidada edición como acostumbra la editorial sevillana.

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Sonetos de la Patria oscura es una antología de sonetos editada por Rodrigo Olay Vallés, que escribe un interesante prólogo, compilando los sonetos que Juaristi escribió entre 1985 y 2017, rescatados de ocho poemarios diferentes e incluyendo varios inéditos o compuestos para la ocasión. Variando de lo trágico a lo cómico (incluso hilarante) los sonetos hablan de sí mismo, de otros, con nombres y apellidos, y de todos, manteniendo, casi siempre, la pureza de la métrica clásica lo que mucho le agradezco. Como muestra les transcribo éste de 1988 que lleva por título:

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A Vinogrado*, avinagrado (salmo o salmón, según se mire).

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Ciudad enemistada con su alfoz:

nací al arrimo de tu amor falaz.

Sobre esta oscura tierra de la paz,

en la guerra medré torvo y precoz.

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En ti persisto hundido de hoz y coz.

Grises fluyen mis horas por tu caz.

Si un día de olvidarte fui capaz,

me llamaste otra vez con otra voz.

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Volví a tu ría negra como pez

que busca en vano su región matriz

y se entierra en un mínimo arcaduz.

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Llegado al arrabal de madurez,

devuelto a tu tristeza, soy feliz:

me ciega un cielo atroz de tragaluz.

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*Vinogrado es como Juaristi llama a su Bilbao natal.

El reino de Rodrigo Sorogoyen

Rodrigo Sorogoyen es un director de cine, realizador y guionista madrileño, que ha tenido varios éxitos con películas como Stockholm, de 2013, o Que Dios nos perdone, de 2016, que ya pasó por estas páginas. Fue nominado para un Oscar al mejor cortometraje en 2019. Además, ha tenido también un gran reconocimiento por parte de la crítica y del público por la película que hoy se presenta con la que fue galardonado con los Goya al mejor director y al mejor guión original en 2019. La película, estrenada en 2018, ganó en total siete Premios Goya. Un guión sólido en el que se ponen de manifiesto las tramas corruptas de los partidos en las comunidades autónomas (o en cualquier parte) y los dramas morales que vives (o disfrutan) sus protagonistas, el principal de los cuales es interpretado por el siempre brillante Antonio de la Torre.

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El reino nos pone en la piel de Manuel, un influyente vicesecretario autonómico que lo tiene todo a favor para dar el salto a la política nacional, observa cómo su perfecta vida se desmorona a partir de unas filtraciones que le implican en una trama de corrupción junto a Paco, uno de sus mejores amigos. Mientras los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de las dimensiones del escándalo, el partido cierra filas y sólo Paco sale indemne. Manuel es expulsado, señalado por la opinión pública y traicionado por los que hasta hace unas horas eran sus amigos. Aunque el partido pretende que cargue con toda la responsabilidad, Manuel no se resigna a caer solo. Con el único apoyo de su mujer y de su hija, y atrapado en una espiral de supervivencia, Manuel se verá obligado a luchar contra una maquinaria de corrupción que lleva años engrasada, y contra un sistema de partidos en el que los reyes caen, pero los reinos continúan.

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Esta cinta nos sitúa ante un certero, triste, indignante y creíble retrato de los bajos fondos de guante blanco y traje de corte impecable que maneja los hilos de la política es España.