Antoine de Saint-Exupery fue un conocido autor francés que murió a bordo de su avión durante la segunda guerra mundial. Las letras y el vuelo fueron las dos pasiones de este hombre excepcional que pasó ya por estas troneras con Vuelo nocturno.
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Leí este libro hace muchos años, más de treinta y menos de cien, desde luego. En mi primera adolescencia y sobre el que tras esta nueva lectura, no recordaba casi nada. Por algún motivo que desconozco, volví a leerlo.
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El principito es una fábula que nos sitúa en mitad del mundo llevándonos, paradójicamente, a asteroides donde habitan personajes ridículos o al desierto donde sólo hay serpientes malvadas y zorros sabios, además de un piloto caído, no de un asteroide sino de un avión averiado.
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He comprobado el efecto benéfico que la lectura de cuentos o fábulas para niños y volver a recordar cosas que a veces, por simples, olvidamos, a repasar lo que nos contaron nuestros padres hace ya demasiados años y, finalmente, a volver a la que, según Saint Exupery, es la patria de cada hombre: su infancia.
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