Este día del libro parece el más propicio para hablarles de Antoine de Saint-Exupery que fue un escritor francés bien conocido por su libro El Principito, que leí en español y, con gran dificultad, en francés hace ya muchos años. La vida de Saint-Exupery se vio condicionada por su pasión por el vuelo. Piloto comercial y dedicado al transporte de correos en el África francesa, donde llevaba correspondencia entre Casablanca, en Marruecos, y Dakar, en Senegal, en los años 1930,s cuando la aviación era todavía una actividad reservada a aventureros y personas amantes del riesgo. Saint-Exupery murió a bordo de su avión de combate sobre el Mediterráneo cuando fue derribado por un caza alemán, durante la Segunda Guerra Mundial.
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Por eso Saint-Exupery escribió varios libros, de entre su reducida obra, que tienen a la aeronáutica como escenario y protagonista, tales como Correo Sur o Piloto de guerra y el que hoy viene a este baluarte, la breve novela, Vuelo nocturno.
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El autor fue un hombre de fe, reflexivo y de gran introspección, lo que se refleja en este libro que cuenta los momentos angustiosos de un avión que vuela de la Patagonia a Buenos Aires y es sorprendido por una tormenta. Pero el protagonista es el director de la Compañía que se debate, en su despacho, en el problema moral, casi castrense, que le plantea el equilibrio entre el cumplimiento de su misión y el riesgo que sus tripulaciones han de asumir en los vuelos nocturnos. Una gran novela, sin duda.
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