En 2003, el escritor y matemático argentino Guillermo Martínez escribió una novela que tenía por título Crímenes imperceptibles. En España se editó con el título Los crímenes de Oxford y desde que, en 2008, Álvaro de la Iglesia lo tomó como base del guión de esta película, el título del libro se mantuvo según la versión española y siguió siendo un éxito y fue traducido a 34 idiomas. Y es que el argumento es lo suficientemente inteligente, sugerente y misterioso como para hacer de la novela una buena película. Los crímenes de Oxford, fue rodada en inglés con actores angloparlantesy si bien fue nominada para seis premios Goya, aunque sólo recibió tres de orden menor; en los EEUU tuvo una fría acogida de la crítica.
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Un asesino en serie se vale de teoremas y series numéricas para ir dejando pistas que la policía no sabe interpretar y en los que se ven involucrados un endiosado profesor de filosofía y matemáticas y un doctorando. En mitad de todo dos mujeres se rifan el corazón del joven estudiante mientras intenta descifrar la clave de lo crímenes.
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Resulta ser una película interesante y que mantiene la tensión hasta el último momento.
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