Si se fijan en lo foto que acompaña a este breve texto, podrán ver una playa. Se trata de La Lanzada, en la provincia de Pontevedra, en Galicia, ya saben, ese lugar lleno de meigas, espíritus nada benignos y lluvia permanente. La pésima comida no ayuda en absoluto a mejorar el panorama. Un lugar al que no deberían asomarse.
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La gente, como ven, deambula sin esperanza a orillas del mar, seguramente tentados de arrojarse para siempre a las olas mortíferas. Otros en cambio, más medrosos, se han tumbado sobre una mortaja esperando la visita de "la parca".
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Los negros nubarrones amenazan con descargar truenos y lluvia fría e inclemente que se fundirá con las terribles olas nacidas de la cercana tempestad que anuncia muerte y destrucción.
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El fondo, la Isla de Ons, preñada del mar al decir del genial Castroviejo, es refugio de monstruos marinos de la estirpe de Adamástor o Leviatán, que amenazan con llevarse la vida de navegantes y bañistas descuidados.
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En definitiva, háganme caso y no vengan por aquí si aprecian sus vidas. No arriesguen inútilmente su futuro cuando hay lugares, como Benidorm, Mallorca o Marbella, en los que disfrutarán más y mejor... y más barato.
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