Hace más de diez años alguien me recomendó la visita al Museo Cerralbo, situado en un palacete de la calle Ventura Rodríguez de Madrid. He tardado en hacer caso a la recomendación pero ha merecido la pena ver esta pequeña joya que reabrió sus puertas hace poco más de un año.
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Durante la Guerra Civil, y gracias a la actividad protectora de un grupo de madrileños preocupados por salvar el patrimonio artístico, como contaba uno de ellos, el Arquitecto Chueca Goitia, en el nº 21 de la revista Cuenta y Razón, el Museo Cerralbo y su contenido se salvó de la destrucción, a pesar de haber estado casi en pleno frente, gracias a la obra de refuerzo del sótano y a la ocultación en él de todas sus obras, salvo de un Greco, que se fue a Ginebra con otras valiosas obras del Museo del Prado.
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En este Museo se muestra la colección privada de pintura, escultura, armas, joyas y otros objetos decorativos y suntuarios, que pertenecieron al Marqués de Cerralbo, Grande de España, que a su fallecimiento en 1922 legó al Estado tanto su impresionante colección y su vivienda, sede del Museo, como su colección de piezas arqueológicas que legó al Museo Arqueológico Nacional.
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Fue el Marqués de Cerralbo hombre ilustrado, arqueólogo, viajero y coleccionista. Su lealtad a la Causa de la Tradición queda patente en la muestra que incluye varios retratos y regalos dedicados por Carlos VII y su hijo Jaime, incluso desde sus exilios veneciano y austríaco.
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Entre las obras, se aprecian curiosas piezas decorativas, como unas monumentales lámparas de Murano o un reloj "misterioso" de péndulo cónico, que se ve el fondo de la sala de baile en la foto, con una estatua de bronce y mármol negro que representa a una mujer joven. Muebles, incluyendo varios magníficos bargueños, tapices y porcelana complementan al edificio, que es ya de por sí una obra de arte. Pero es la pintura albergada en este Museo es, quizás lo más valioso de la muestra. Aquí se pueden ver obras de Goya, El Greco o una Inmaculada de Zurbarán, además de pinturas de autores como Verones, Tintoretto, Van Dick, Ribera. Una verdadera delicia para los sentidos. En el centro de Madrid, hay una joya escondida que está esperando su visita.
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Durante la Guerra Civil, y gracias a la actividad protectora de un grupo de madrileños preocupados por salvar el patrimonio artístico, como contaba uno de ellos, el Arquitecto Chueca Goitia, en el nº 21 de la revista Cuenta y Razón, el Museo Cerralbo y su contenido se salvó de la destrucción, a pesar de haber estado casi en pleno frente, gracias a la obra de refuerzo del sótano y a la ocultación en él de todas sus obras, salvo de un Greco, que se fue a Ginebra con otras valiosas obras del Museo del Prado.
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En este Museo se muestra la colección privada de pintura, escultura, armas, joyas y otros objetos decorativos y suntuarios, que pertenecieron al Marqués de Cerralbo, Grande de España, que a su fallecimiento en 1922 legó al Estado tanto su impresionante colección y su vivienda, sede del Museo, como su colección de piezas arqueológicas que legó al Museo Arqueológico Nacional.
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Fue el Marqués de Cerralbo hombre ilustrado, arqueólogo, viajero y coleccionista. Su lealtad a la Causa de la Tradición queda patente en la muestra que incluye varios retratos y regalos dedicados por Carlos VII y su hijo Jaime, incluso desde sus exilios veneciano y austríaco.
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Entre las obras, se aprecian curiosas piezas decorativas, como unas monumentales lámparas de Murano o un reloj "misterioso" de péndulo cónico, que se ve el fondo de la sala de baile en la foto, con una estatua de bronce y mármol negro que representa a una mujer joven. Muebles, incluyendo varios magníficos bargueños, tapices y porcelana complementan al edificio, que es ya de por sí una obra de arte. Pero es la pintura albergada en este Museo es, quizás lo más valioso de la muestra. Aquí se pueden ver obras de Goya, El Greco o una Inmaculada de Zurbarán, además de pinturas de autores como Verones, Tintoretto, Van Dick, Ribera. Una verdadera delicia para los sentidos. En el centro de Madrid, hay una joya escondida que está esperando su visita.
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