domingo, 29 de enero de 2017

Donald Trump o el origen de todos los males

El pasado noviembre las elecciones presidenciales en EEUU dejaron un resultado que helaron la sangre a medio mundo: el odiado Donald Trump había ganado las elecciones y, contra todo pronóstico, Hilaria Clinton se quedaba en la estacada tras un larga y bronca campaña vivida con pasión allí y aquí. Por este baluarte ya comentamos algo sobre esto.
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Sea como fuere, parece que el fin del mundo se encuentra próximo y nada nos va a salvar. Opinantes, políticos y periodistas, pensionistas, autónomos y mercachifles de todo género han sentenciado que el horizonte es negro y hemos de perder toda esperanza. Trump va a acabar con todo, con el mundo sensible y con el insensible, tanto dentro como fuera de los EEUU. Y no hay escapatoria.
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No seré yo quien ponga la mano en el fuego por Donald y sus ideas, algunas de las cuales, parecen, en efecto, peregrinas, cuando menos. No obstante...
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- Parece que los políticos profesionales y su "corralito" empiezan a tambalearse a ambos lados del Atlántico y dan paso a otras personas que tienen otras cosas que decir y que, además, lo dicen de otra forma.
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- Los tiempos de la corrección política parecen estar felizmente acabados.
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- Las cosas en el mundo pueden cambiar a mejor si dejemos de organizar guerras en medio mundo como hijo Bush Jr. y, sobre todo, Obama.
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- A cambio podrían cambiar determinadas cosas en el orden interno de los EEUU que, les aseguro, me importa poco. Hasta es posible que la policía deje de tirotear a negros...
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En definitiva, esto que vivimos parece ser parte del final de una forma de entender la democracia ya caduca. Estas elecciones en EEUU junto con el Brexit, el referéndum de Colombia o quién sabe si las próximas presidenciales en Francia son capítulos de una revolución silenciosa e incruenta. Los cambios son dolorosos, sobre todo para los que pierden poder por el camino. Sólo queda adaptarse o morir. Yo me voy a adaptar.

1 comentario:

José Antonio Martínez-Climent dijo...


Como en la España Progre nadie explica la política de Donald Trup, sólo nos queda escuchar a los telediarios del progreso despotricar contra el americano y, acto seguido, tomar partido o no por su peluquín, por su vocabulario, detestarlo, o, rara avis, expresar unas mínimas dudas precedidas por un rotundo "no seré yo quien lo defienda, pero...". En fin, que adoptar las categorías progresistas de expresión y pensamiento no conduce a nada más que al hecho crudo de la aceptación de esas categorías.

A diferencia de todo ello, el artículo de arriba, firmado por Abu Saif, se entiende bien, y su lectura, junto a cierto acontecimiento ocurrido ayer en la ONU, me ha llevado esta mañana a escribir un comentario que pensaba enviar al Baluarte para someterlo a revisión editorial, pero que al final a tomado forma de brevísima nota, sólo 5 párrafos. Como hay que ser agradecidos, dejo aquí el enlace y mi reconocimiento:

http://disparatero.blogspot.com.es/2017/09/muy-querido-sr-trump.html