jueves, 23 de noviembre de 2017

Podemos, Cataluña y nosotros

La crisis de Cataluña ha tenido varios efectos políticos, económicos y sociales han afectado al conjunto de España de manera muy profunda. Dentro del doloroso proceso, con sus tintes tragicómicos, y circenses desde Bruselas, el panorama que deja es de gran interés y de largo recorrido cuyo estudio debería ser objeto de una tesis doctoral o de un profundo análisis de los efectos de la aplicación de políticas decimonónicas, como el nacionalismo o el marxismo, en una sociedad abierta y libre como la española.
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El primer aspecto a señalar es la forma que la izquierda internacionalista, globalista y pretendidamente moderna se alía con el nacionalismo retrógrado, localista y paleto que representa el PDeCat y ERC, ahora separados tras el bluf de Junt pel Si. Como resumen las pasadas semanas pudimos ver a la izquierda más radical de Europa apoyar a la burguesía del 3%, la más mimada y consentida también del continente, por no hablar del apoyo al llamado "cupo vasco". Y no era, precisamente, una alianza "a la griega".
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Las últimas encuestas, tras la convocatoria de elecciones para el 21 de diciembre próximo, nos dejan unos resultados electorales para Podemos en el conjunto de España y para su franquicia catalana, En Comú Catalunya - Podem, de verdadera tragedia.
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El problema no es que hayan surgido problemas internos y el "macho-alfa-Iglesias" haya impuesto su parecer. El problema no es que la gestión de la crisis catalana haya sido titubeante, ambigua e incierta en Barcelona y Madrid. El problema no es que exista ya una opción de izquierda radical claramente independentista, de la mano de la CUP y ERC u otra igual de difusa aunque menos radical, de la mano del PSC, que hayan podido motivar la fuga del electorado. No, no es eso.
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El verdadero problema para Podemos es que ha descubierto demasiado pronto sus cartas de manera torpe y ha aclarado su propósito político final, que no es otro que la destrucción de España. Ni más ni menos. Por eso, puedo afirmar que si algo bueno ha tenido esta crisis catalana es que va a ayudar a barrer del mapa político español a Podemos y sus franquicias, quizás poco a poco, pero de forma inexorable. El pueblo español no perdona las traiciones.

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