Anselmo Santos fue militar, según indica en su reseña biográfica y salmantino. Abandonó el mundo de las armas y de la artillería para dedicarse a estudiar y viajar. Portugal y Rusia parecen haber sido sus destinos principales y las ciencias políticas su objeto de estudio. Además de una tesis doctoral sobre la revolución de los claveles y una biografía de Stalin, éste parece ser una tercera para de su producción bibliográfica. Editado en 2003 en un volumen muy cuidado de cerca de 200 páginas está editado por una firma sin identificar que indica una posible autoedición.
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En Rusia todo es posible lleva por título Relatos de la desmesura y se divide en dos partes claramente diferenciadas. La primera, bajo el nombre de El alma rusa, desgrana los misterios del ser ruso, sus raíces mitológicas e históricas para lo que a través de sus escritores, filósofos y los hechos más reseñables analiza las virtudes y defectos del pueblo ruso, dedicando un capítulo específico para la religión y otro para la mujer. La segunda parte, titulada Las historias vividas, cuenta en tercera persona acontecimientos que, al parecer protagonizó el autor pero lo hace personificando en Ilf y Petrov los dos humoristas y escritores rusos de los años 1930s.
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La lectura de este libro deja un regusto extraño por cuanto algunas de las historias más o menos verosímiles pueden tener su gracia pero no aporta nada de sustancia mientras que la primera parte parece mucho más trabajada y estudiada y deja clave sobre las que volver en obras de más largo recorrido que esta.
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