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La exposición está dedicada a un grupo de pintores y escultores que han vivido y trabajado en Madrid desde la década de 1950, a quienes unen, además de la citada vecindad, una formación artística común, centrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y la orientación de su trabajo hacia el realismo. Además, existen entre ellos relaciones personales, de amistad y familiares. Así, junto al más conocido Antonio López García, se exponen obras de sus amigos y compañeros de estudios, los hermanos Julio y Francisco López Hernández, ambos escultores. Además se pueden ver obras de Esperanza Parada, esposa que fue de Julio López, de Isabel Quintanilla, esposa de Francisco López, o de Amalia Avia y María Moreno.
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La muestra está compuesta por 89 piezas provenientes de diferentes colecciones públicas o privadas, de España o Alemania, e incluye óleos, esculturas, relieves y dibujos. La disposición guía al visitante por un recorrido temático, que incluye bodegones, vistas de interiores domésticos o de rincones urbanos, casi siempre de Madrid, bien en planos cortos o amplias vistas urbanas, tan del gusto de Antonio López. Las esculturas son de tamaño natural y los cuadros varían de la escala pequeña al gran formato.
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La visita ha sido gratificante y muy recomendable. Descubrir la obra de Isabel Quintanilla fue toda una alegría y una sorpresa. Además, alegra comprobar cómo el arte, en su dimensión más pura, trasladando la realidad sin matices a un lienzo o a un trozo de madera o de bronce, se hace más grande y más puro cuando la amistad o la familia generan a su alrededor una urdimbre intangible que sostiene este conjunto de gran belleza.
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