Segovia y los Poemas del Marqués de Lozoya

Segovia es una ciudad castellana, romana, artillera y universal. Fría y empinada, rural y cosmopolita, tradicional y moderna, en el buen sentido de la palabra. Es una ciudad donde nada es casual, donde cada cosa ocupa un lugar en el tiempo y en el espacio y donde la piedra adquiere el carácter de poesía.
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Paseaba yo por sus calles embozado y cubierto. La Real, la más bulliciosa, comercial y vertebral de sus ruas, presentaba un aspecto espléndido con turistas, estudiantes, familias y paseantes de toda laya adornando y dando sentido a este hermoso espacio urbano.
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Por querencia me acerqué al escapararte de una librería y junto a esas novedades editoriales que tan poco me interesan imperaba en el escaparate este librito de un centenar de páginas cuya portada me llamó la atención y me impulsó a entrar en su demanda.
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Descubrí que Don Juan de Contreras, Marqués de Lozoya, al que conocía por una famosa Historia de España, fue, además poeta y segoviano. Su casa, un majestuoso torreón que domina el casco viejo de la ciudad, a escasos metros del Acueducto es protagonista de varios poemas y su Segovia natal es el eje poético del libro.
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Su lectura me acercó a esta ciudad y me hizo apreciarla aún más gracias a poemas como este soneto:
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.....Amo yo a mi Segovia, si el ambiente
.....es de cristal, y brilla en el nevero
.....el tibio resplandor del sol de Enero
.....que a los viejos conforta suavemente.
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.....Y cuando Abril apenas se presiente
.....en la flor se un almendro tempranero:
.....y en las tardes de estío: reverbero
.....de la sangrante hoguera del poniente.
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.....Amo yo a mi ciudad, cuando en Octubre
.....un regio manto de oro antiguo, cubre
.....los senderos umbríos y desiertos
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.....Y al hundirse en las sombras misteriosas
.....de la tarde otoñal, todas las cosas
.....nos hablan quedamente de los muertos.