sábado, 28 de mayo de 2011

Los amigos del crimen perfecto de Andrés Trapiello

Desde hace algún tiempo consideraba a Andrés Trapiello como un gran desconocido y como una asignatura pendiente en el árido campo de la literatura española. Los consejos para leer su salón de los pasos perdidos han sido escuchados y en breve comenzaré la ya larga serie, pero he querido que mi primer contacto, aparte del Arca de las Palabras, sea con una de sus más celebradas novelas, merecedora del Premio Nadal de 2003: Los amigos del crimen perfecto.
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Es esta una novela de novelas o, si lo prefieren, unas novelas, así en plural, dentro de otra, como si de unas matrioskas rusas se tratara. Y es así porque el creador ha hecho que todos y cada uno de sus personajes sean merecedores de protagonizar una novela y porque cada uno de ellos pretende crear a su alrededor una ficción que le aparte de una realidad dura, de felicidad esquiva, de fracaso y ruindad. Es la vida misma llevada a extremos estremecedores porque se viven como reales y, aún más, como posibles, cercanos e inmediatos.
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Cuenta esta gran novela la relación, rara vez una verdadera amistad, entre personas variopintas que se reúnen en el Café Comercial de Madrid por unirles la pasión y el gusto por las novelas policíacas. El grupo es liderado por el personaje central de la trama, Paco, (a) Sam Spade, un novelista de éxito relativo y azarosa y triste vida que se ve complicada por una serie de acontecimientos que se producen durante el convulso 1981.
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La guerra civil ronda en cada párrafo y da a la novela un esqueleto sobre el que construye la historia, original, lleno de intriga y ágil a pesar, quizás, del excesivo peso de la osamenta.

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