Aquilino Duque ha pasado tantas veces por este Baluarte que tiene ya "etiqueta propia", galardón postmoderno de nulo prestigio pero que me vita trasegar "links" ante los autores más leídos por este centinela. Como parece que la veteranía rejuvenece a don Aquilino tiene, desde hace poco tiempo, una flamante e interesante cuenta de Instagram, un extraordinario relicario en marcha, a través de la que supe de este libro que se asoma hoy a estas garitas, publicado en Valencia en 1989 fue posteriormente editado en 1997 por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla con un cuidado volumen de 67 páginas en una elegante rústica que incluye interesantes fotos que iluminan la lectura.
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El toreo y las luces es un libro, como a todos se le puede ocurrir sobre toros y toreros, pero es mucho más. Es una filosofía del toreo, una explicación de cómo la tragedia, el riesgo, el miedo y la fuerza bruta combinadas en exactas proporciones puede convertirse en arte. Comienza con una breve explicación histórica de los orígenes del toreo estableciendo una distinción, para mi novedosa, entre la escuela rondeña y la sevillana, y así desde Pedro Romero y Pepe Illo van circulando, según se van creando pases, suertes y estilos, Juan Belmonte, don Antonio Bienvenida, Manolete, cómo no, hasta llegar a Pepe Luis Vázquez, amigo de don Aquilino a quien presta especial atención en la parte final de este delicioso libro.
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Para un aficionado que no posee grandes conocimientos técnicos sobre la tauromaquia este libro aporta un conocimiento del origen y evolución de determinados pases, como la chicuelina y de cómo y porqué el torero tiende a acercarse cada vez más a la alimaña en la búsqueda de la pureza, del estilo, del arrojo y de la muerte. Algo sólo posible en España.
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