domingo, 12 de septiembre de 2010

La Cruz de la espada

Cuando se entra en Toledo desde Madrid, ya dentro de la ciudad y cerca de la muralla se puede ver una estatua ecuestre de Alfonso VI "El Bravo", nueva para mi, pero instalada en 2003 tras una agria polémica en el consistorio municipal en el que la oposición, entonces del Partido Socialista, esgrimió el "dudoso" valor artístico de la obra, su ubicación, el "daño visual" a la ciudad y otras zarandajas que intentaban ocultar, con poco éxito, la verdadera naturaleza de la queja, que a la vista de la imagen se pueden imaginar.
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La estatua, obra del artista toledano Martín de Vidales, es la figura principal de un gran conjunto escultórico situado en una rotonda en una estructura de piedra con inscrpciones en hebreo y árabe y un breve jardín con fuentes. La visión inesperada de la estatua me sobrecogió por su tamaño, su belleza y su significado. La pueden ver en una foto "robada en la red", que recuerda, y en mi opinión mejora, la del Cid de Burgos.
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Alfonso VI, representado en la estatua, reconquistó para el Reino de Castilla y León y para la Cristiandad, la ciudad de Toledo en 1085. La reconquista se hizo sin combate dentro de la ciudad tras un asedio y una negociación con el Rey musulman Al Qádir.
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La estatua pone claro, y esto es lo sobrecogedor y lo intolerable para ciertos gobernantes acomplejados y necios, el valor de la espada cuando se toma por su hoja. Cuando esa hoja afilada y destinada a matar, se torna en Cruz, símbolo máximo del Amor. Esta estatua celebra en bronce el momento en que la Cristiandad se hace de nuevo con una ciudad, que fuera la capital de la España perdida en 711, ahora recobrada por la Cruz y por la espada.

1 comentario:

Redoble dijo...

Y así extendimos nuestra cultura y la fe católica por toda América y parte de Asia. (Filipinas único país asiático cristiano)