martes, 6 de octubre de 2009

Carta a una joven universitaria

Querida hija:
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Parece como si los relojes tuvieran prisa. El tiempo ha pasado rápido, volando. Pero hemos de reconocer que nos ha dado tiempo a hacer muchas cosas. Hemos vivido mucho. Intensamente. Hemos tenido tiempo para «conocer mundo» y tomarle el pulso al planeta y ya sabemos que no va muy bien.
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Parece que fue ayer cuando… tantas cosas. Pero hoy es un día especial. Hoy sí. Hoy te haces mayor de edad de verdad, no por que hayas adherido un trozo de metal a tu oreja, que da medida de tu ingenuidad, o porque lo diga una ley, o por que la aritmética cronológica así lo haya querido.
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Hoy comienzas tu etapa universitaria y se abre un nuevo mundo ante tus ojos. La primera parte del mundo real a la que te vas a asomar. Ya vendrán otras incluso más intensas... y penosas.
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Ya verás cómo la educación de los hijos es una lotería en la que tienes la oportunidad de comprar casi todos los boletos que van a entrar en el bombo. Hay padres que no compran ninguno, otros sólo los que obliga la norma social… Yo he procurado comprarlos todos, pero seguramente se me han quedado muchos en el tintero. La culpa sólo es mía. Espero no haber fracasado ya que mi fracaso te afecta sólo a ti.
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A partir de ahora serás tú la que, con algunas excepciones que bien conoces, tendrás que valerte por ti misma en ese mundo nuevo en el que poco importan el color de tus zapatos o el peinado que lleves. Es un mundo en el que la gente tiene ideas brillantes o malvadas, la gente es amable o despreciable, ama u odia casi por igual. Nada parecido a los mundos virtuales a los que te asomas muy a menudo… ya lo verás. Que no te sorprenda.
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Descubrirás que hay mucha más emoción y diversión en los manuales, códigos y tratados que en una aburrida “salida nocturna” con personas con las que pocas cosas importantes te unen. Que no hay placer más intenso que la conversación con las personas que se preocupan por su futuro, en la que pones a prueba tu capacidad de razonamiento y asientas o modificas tus ideas y creencias. Verás también como la mayoría casi nunca tiene la razón, y aunque a veces tengas sensación de ser un náufrago, te recomiendo que no pretendas llegar nadando a la playa desde donde la multitud te llama, los tiburones te devorarían. Irás descubriendo que lo «moderno», casi nunca es genuino y muchas veces aquello a lo que la masa acusa de «anticuado» es, sencillamente, eterno y por ello auténtico e inmune a las modas.
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Descubrirás también cómo un buen maestro te abrirá los ojos a lugares nunca vistos, te lanzará a la exploración de tus propias capacidades y te descubrirás una persona nueva capaz de apasionarte por el saber. Advertirás también cómo los profesores malos no sabrán tomarte la medida y desaprovecharán toda tu valía, que es mucha, a cambio y sin pretenderlo, afilarán tu espíritu crítico tan importante en los tiempos actuales y sobre todo en la carrera que has elegido. Espero que sepas identificar y distinguir a ambos profesores.
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Por último no olvides nunca que la partitura de tu vida ha sido ya escrita por Dios. A ti te corresponde la libertad de elegir ritmos, instrumentos, compases… Cuenta siempre conmigo para hacer los «arreglos orquestales», pero recuerda que la batuta es sólo tuya.
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Que tengas mucha suerte y que Dios te acompañe siempre en este largo camino que hoy empiezas.
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Te quiere. Tu padre.

3 comentarios:

Abu Saif al-Andalusi dijo...

jo, me ha hecho llorar!!!
ya sabes que aunque me queje cuando me corriges, no me dejas hacer algo, etc. yo no seria nada ni nadie sin ti.
te quiere, tu hija

Nekane dijo...

También la abuela y yo estamos llorando de emoción por esa carte a tu hija, pero sobre todo por la clase de persona que eres. Vaya clase de hermanos que tengo. Me siento muy orgullosa por ello.

Anónimo dijo...

La decepción que se va a llevar cuando vea nuestra universidad.......... o al menos la de Mallorca!!!

Quilbil