lunes, 15 de marzo de 2010

Sólo un café

.

Ignoro donde naciste

y cómo llegaste a mi mesa

tal vez en la América hispana

fuiste de la lluvia presa;

o de una montaña africana

llegaste en un saco metido

pero hoy termina tu largo

viaje, y aquí conmigo

daré fin a tu existencia

en leves besos, libando

de tu frágil traje blanco.

Fuiste callado testigo

de romances y de juergas

escusa para palabras

amargas y a veces tiernas

De tristes noticias fuiste

las lágrimas derramadas,

largas noches de velada

regalaste a tus amigos

les privaste de buen sueño

y del descanso merecido

Pero hoy sólo quiero,

compañero del destino,

decirte que siento viva

mi alma, y nunca cautivo

de los aromas dulzones

de los sabores divinos

que me regalas, amigo.

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