El Doctor Rodríguez de la Fuente goza, desde hace 30 años, de la casa del Padre. Su memoria quedará de por vida en la que fue mi admirada e impresionable mirada de niño, preso cada viernes ante una TV en blanco y negro esperando esta melodía del profesor Antón García Abril que nos anunciaba el comienzo de un universo maravilloso en el que una generación aprendimos a respetar la naturaleza y a amar un poco más a España. Gracias por todo, Félix.
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