Desde un punto de vista jurídico, y me refiero al procedimiento, no cabe duda de que la aprobación de la nueva Ley del Aborto no tiene nada que objetar. Desde un punto de vista legal está claro que se produce una interpretación forzada de los derechos humanos y se apoya en discutibles declaraciones no oficiales de la ONU como las derivadas de la convención de Beijing de 1995. Desde el punto de vista moral, evidentemente no hay por donde coger esta norma legal que lleva como verdadero nombre uno mucho más aséptico que el de Ley del Aborto, aunque no menos pornográfico, en concreto el de Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo..
Pero una vez más el pueblo español ha salido a la calle a manifestarse en favor de la vida en contra de una Ley injusta y machista que pisotea el derecho humano más fundamental sin el cual todos los demás no tiene sentido: El derecho a la vida.
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Este atentado en forma de Ley se hace bajo una capa de berborrea supuestamente humanista, propaganda caduca sólo apta para mentes poco aficionadas a buscar las razones de sus posturas ante un atentado monstruoso contra la dignidad humana.
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En cada ciudad española e incluso en el extranjero ha habido concentraciones que han reunido a centenares de miles de personas de diversas razas, religiones y posiciones sociales e ideas políticas ya que la defensa de la vida no entiende diferencias de ningún tipo cuando lo que está en juego es la dignidad del Hombre.
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