Era entonces Krasny Bor una zona pensada para una urbanización obrera a las afueras de Leningrado, a 20 kilómetros de esa ciudad que hoy se vuelve a conocer por su antiguo nombe de San Petersburgo.
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Allí, hace hoy setenta años, una parte de la División Azul, bajo un frio polar y sobre una gran capa de nieve se enfrentó a una ofensiva del 55 Ejército soviético que contaba con cinco veces más fuerzas que los españoles además de una cantidad proporcionalmente muy superior de artillería y carros.
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Poco importaba aquello de los números y las potencias de fuego relativas, pero lo cierto es que en tres días de combate, las fuerzas españolas sufrieron más de 3.500 bajas, cerca del 70% de las fuerzas desplegadas. Los rusos tuvieron 12.000 muertos y la ofensiva soviética fue detenida. La detención, ya lo sabemos por que conocemos el final de la historia, fue provisional.
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Quizás alguien piense que fue un esfuerzo inútil o que no mereció la pena el sacrificio. Libres son de pensar lo que les plazca, pero sepan que, en los arrabales de Leningrado, hace hoy setenta años, en las praderas nevadas, sobre el suelo embarrado y quemado por la artillería soviética, se escribió con sangre española una de las mayores gestas heróicas de la Segunda Guerra Mundial. Sepan que allí, las voces españolas desgarradas, pero cálidas y apasionadas cantaban y rezaban derritendo la nieve en un invierno mortal. Sepan que sobre la estepa rusa, hace hoy setenta años, florecieron rojas y frescas, un puñado de rosas.
1 comentario:
Gracias amigo, por el recuerdo de los héroes.
¡Arriba España!
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