En este baluarte ya se habló de la delicada situación de seguridad que se vive en el Magreb y, sobre todo en el Sahel. La situación no ha mejorado, de hecho, hoy informan varios diarios del secuestro de tres ciudadanos españoles pertenecientes a una ONG, Barcelona Acció solidària, que han sido secuestrados en Mauritania, el eslabón más débil del Norte de Africa en la lucha contra el terrorismo y en concreto, contra Al Qaeda en las tierras del Magreb Islámico (AQMI) que campa por sus respetos en la amplia zona deshabitada del Sahel.
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En Mauritania ya se han cometido en años pasados varios atentados contra las fuerzas armadas y de seguridad locales y contra turistas franceses e intereses occidentales e israelíes. Ha habido varios muertos, sobre todo entre los militares mauritanos. Los espacios abiertos, la falta de control del territorio y la debilidad del estado hacen de Mauritania el lugar propicio para el desarrollo del fenómeno terrorista que encuentra, además, más entusiastas reclutas en este país que en sus otros vecinos salvo quizás Argelia.
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Aunque aún no se ha confirmado, y seguramente tarde en hacerse unos días, es bastante probable que sean yihadistas los autores de este secuestro. El Estado español se encuentra ante un nuevo secuestro, pero la situación es diametralmente diferente a la generada por los piratas somalíes.
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Por primera vez ciudadanos españoles estarían en manos de terroristas islamistas. Sus vidas, en principio, no corren peligro ya que es para estos terroristas un negocio. El 80% del dinero de AQMI proviene de rescates de secuestros con los que compran explosivos, armamentos y vehículos para continuar con su tarea principal que es derrocar a los gobiernos "impíos" locales como paso intermedio necesario para implantar un Califato Islamista en el Norte de Africa. Si bien existe un precedente en la primavera de 2009 del asesinato de un secuestrado británico a cuyo gobierno se le exigió la imposible liberación de Abu Qutada, el emir palestino lider espiritual de la Yihad argelina que es el embrión de AQMI.
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Hay una gran diferencia con el caso somalí. El pago somalí alimenta tramas locales o internacionales de crimen y a alguna familia hambrienta. En Mauritania es diferente, en este nuevo caso si se paga, con el dinero del rescate mañana volarán de nuevo nuestros sueños, como ya hicieron otros yihadistas en 2004, como no dudarán en hacer si tienen ocasión. ¿Se la vamos también a financiar?
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