20 años después todo sigue igual

Hoy hace veinte años que se derrumbó el Muro de Berlín. Fue el final de un proceso rápido que comenzó en los astilleros de Gdansk y que terminó en Berlín como símbolo del imparable ansia de libertad de los pueblos oprimidos. Millones de personas habían sobrevivido a la utopía criminal de una sociedad sin clases y sin pobreza que dió como resultado una sociedad con una sóla clase, la de los pobres y que se cobró por el camino cien millones de muertos que hoy ya nadie reivindica o incluso trata de silenciar.

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Pero si piensan que la caida del muro además de reconfigurar el mapa político de Europa y del mundo ha servido también para que los seguidores ideológicos de los muñidores de los asesinatos en masa a la sombra de la hoz y el martillo entonaran el mea culpa, sepan que están equivocados.

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Ayer en el diario El País, José Luis Centella, el nuevo dirigente de esa reliquia ideológica que es el PCE, decía en una entrevista a ese diario, que los comunistas "no tiene que pedir perdón". Dice que valora de Julio Anguita el que "no haya pedido perdón" cuando se hundió la Unión Soviética... yo le recordaría que el mismo político cordobés no sólo no pidió perdón sino dedicó en Mundo Obrero una sentida necrológica al tirano de Corea del Norte Kim Il Sung cuando falleció en 1994. ¡Claro que no tienen que perdir perdón!, con lo felices que viven los norcoreanos...
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¡Ah!, y sepan ustedes que en Cuba sólo están en la carcel los cubanos que perpetraron atentados terroristas a sueldo de la CIA... ¿o qué se creen ustedes?. Como ven, a algunos se les puede caer encima la muralla china que no cambiarán el ideal de su criminal utopía... y así nos va.