jueves, 19 de noviembre de 2009

2012

Ayer, contra todo pronóstico fui a ver 2012, una película que no estaba en mi larga lista de "pendientes", encima fue en su versión original en inglés americano con subtítulos en portugués. Aunque otros eligieron por mi, la verdad es que no me arrepiento. Como trato de adoptar una postura optimista o "pollyannica", que le debo a mi mujer, sé que de todo se puede sacar algo positivo.
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La película 2012 es una película simplona en el desarollo de la trama, con unos personajes buenos que son tremendamente buenos y con unos malos que resultan sólo fastidiosos. Es, además, tremendamente previsible, de un ritmo frenético y de unos efectos especiales espectaculares que se merecen un Oscar o dos.
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Pero además, tras la película, uno recibe el mensaje directo y simple del valor de la familia, por muy sui generis que sea, del premio que recibe quien practica la bondad y de lo sencillo que es y lo gratificante que resulta pensar y sacrificarse por los demás, como determinado momento de la película con la noble postura del Presidente de los EEUU.
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Pero además hay dos detalles menores que me han llamado la atenión. El primero es cuando los líderes del G8 son preguntados y responde ¡¡España!! (y sin negociación previa), algo que, por cierto provocó murmullos entre el público lisboeta. El segundo detalle es que en un plano en el que el Presidente de los EEUU, que es, como parecía previsible, negro, cuando el desastre es inminente aparece rezando en la capilla de la Casa Blanca, y se aprecia en un lateral de la sala pero que queda casi en el centro de la pantalla una imagen de la Virgen. Y eso, no es por casualidad, a pesar de que el director no es precisamente pío.
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En definitiva, tras un rato de diversión, a uno le quedan como a un tsunami tras su paso por un cedazo estas piedrecitas brillantes.

1 comentario:

JORGE dijo...

Acá en Perú también la están estrenando, yo no tenía intención de verla, pero con este post creo que sí me animaré.

Dios te bendice