Una historia sencilla y original, un paisaje seco, tres o cuatro personajes creíbles y se tienen los ingredientes para una película interesante, y eso es lo que ha hecho David Trueba con esta película aunque sea española, si me permiten el lugar común. Este retrato de la España soñolienta y sencilla, soñadora y esperanzada de 1966, recibió seis Premios Goya de 2014 de los siete a los que había sido nominado, entre ellos el de mejor palícula, mejor director, mejor actor, para Javier Cámara y mejor actriz revelación para una extraordinaria Natalia de Molina.
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Vivir es fácil con los ojos cerrados, que es también el título de una canción de los Beatles, cuenta la historia y el sueño de Antonio, un profesor de inglés en un colegio de Albacete que utiliza las canciones de The Beatles para enseñar ese idioma. Cuando se entera de que John Lennon está en Almería rodando una película, decide viajar hasta allí para conocerle. De camino recoge a Belén, una joven de 21 que escapa de algo y a Juanjo, un chico de 16 años que también se ha fugado de casa.
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Todos juntos en un reluciente Seat 850 recorren el secarral almeriense, donde se descubren las playas de Cabo de Gata, buscan un sueño, cada uno el suyo, y al final, descubren como hiciera ya Antonio Machado, que también se hace un hueco en la cinta, se hace camino al andar. Y andando, andando, nos metemos en esta película melancólica y simpática, evocadora de unos tiempos pasados y felices.
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