jueves, 26 de junio de 2008

El comienzo del fin de la Libertad

Fue Montequieu quien en 1748 y siguiendo el modelo cameral británico definió, en "El Espíritu de las Leyes" la separación de poderes como el mecanismo imprescindible y necesario para el correcto funcionamiento de los Estados modernos, de forma que los poderes Legislativo, a través de Parlamento, Ejecutivo, a través del Gobierno y Judicial, a través de los Tribunales de Justicia interactúen y ejecuten las misiones que les son propias para que nunguno de ellos pueda hacer su voluntad sin el contrapeso de los otros, pero manteniendo cada uno su independencia. El sistema funciona muy bien en las verdaderas democracias.
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Ha creido alguno, que el poder Legislativo, por nacer del sufragio universal en el que pueblo manifiesta su voluntad, debe prevalecer sobre todos los demás. Craso error. El Parlamento según el modelo representativo elegido debe actuar como la voz del pueblo soberano. En el caso español, exclusivamente a través de partidos políticos, desvirtuando la esencia de la democracia, y conviertiéndola en una partitocracia imperfecta, dando a estas oligarquías particularistas privadas un poder que no debería corresponderles y permitiendo que estas oligarquías secuestren la voluntad popular cada cuatro años para hacer su voluntad, que casi nunca coincide con los verdaderos intereses del pueblo.
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El titular de El País de hoy, 27 de Junio, es un atentado en toda regla contra la independencia del poder judicial y en definitiva un paso más hacia el total control del Estado por parte de los partidos políticos, y en concreto sobre el más independiente de los poderes y sobre el que se basa la defensa de nuestros derechos, el de los Tribunales de Justicia.
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Hoy un mal dia para la Libertad.

1 comentario:

Jorge Aspizua Turrión dijo...

De pleno acuerdo contigo, salvo que yo, emparentado con jueces, se lo que es una oligarquía particularista privada muy especial.