El poco conocido director australiano Fred Schepisi llevó al cine en 1990, poco después de la caida del Muro de Berlín, con actores de primera línea como Sean Connery y Michelle Pfeiffer, la novela de John Le Carré, La Casa Rusia, usando el mismo título que el libro para la cinta. Como curiosidad esta fue la primera película norteamericana rodada, parcialmente en la Unión Soviética, en concreto en Moscú y en San Petersburgo, entonces Leningrado.
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Una trama sugestiva y original muestra a Barley, un editor británico un tanto idealista, que conoce a un escritor ruso que le hace llegar unos manuscritos para su publicación a través de la bella Kathia. Los servicios de inteligencia británicos, con la colaboración de la CIA instruyen a Barley para contactar con el misterioso escritor que ha pasado importante información a Occidente en plena Perestroika. Las cosas se complican y las dudas surgen.
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La Casa Rusia no es cinematográficamente una gran película pero es, sin duda, una de las mejores películas de espías que hayan rodado y, por tanto, de obligada delectación para los amantes del género.
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