Este libro, como otros muchos, me fue sugerido por mi librera de confianza y, como siempre, no falló. Este es el segundo libro, pero la primera novela, que leo del austríaco Stefan Zweig, y no me ha defraudado. Se trata de un vlumen breve, se apenas 70 páginas en la edición de Acantilado.
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La novela, titulada, Los ojos del hermano eterno, tiene como subtítulo explicativo, "una leyenda" está ambientada en una civilización antigua, casi con certeza en la India y adopta la forma de fábula o de reflexión moral.
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Virata, el protagonista, es un hombre que busca la perfección y la justicia en todo aquello que hace, huyendo del sentimiento de culpa. Comienza siendo un gran guerrero pero una circunstancia del combate, que no voy a desvelar, le turba y le hace renunciar a la violencia, después, como Juez descubre que también puede ser injusto y que puede cargarse de culpa. Va así renunciando a prebendas y privilegios hasta retirarse, como eremita, a un bosque solitario pero incluso ahí se carga, de forma involuntaria, de culpa.
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El final de esta leyenda nos muestra a modo de moraleja que la vida sin sensación de culpa o sin caer en la injusticia es imposible salvo que se viva de la forma más humilde, sirviendo a los demás y sin buscar ningún tipo de premio o beneficio más que el aprecio de los nuestros y en comunión con los deseos de Dios, un Dios que está presente en esta novelita deliciosa que no le podrá dejar indiferente.
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La novela, titulada, Los ojos del hermano eterno, tiene como subtítulo explicativo, "una leyenda" está ambientada en una civilización antigua, casi con certeza en la India y adopta la forma de fábula o de reflexión moral.
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Virata, el protagonista, es un hombre que busca la perfección y la justicia en todo aquello que hace, huyendo del sentimiento de culpa. Comienza siendo un gran guerrero pero una circunstancia del combate, que no voy a desvelar, le turba y le hace renunciar a la violencia, después, como Juez descubre que también puede ser injusto y que puede cargarse de culpa. Va así renunciando a prebendas y privilegios hasta retirarse, como eremita, a un bosque solitario pero incluso ahí se carga, de forma involuntaria, de culpa.
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El final de esta leyenda nos muestra a modo de moraleja que la vida sin sensación de culpa o sin caer en la injusticia es imposible salvo que se viva de la forma más humilde, sirviendo a los demás y sin buscar ningún tipo de premio o beneficio más que el aprecio de los nuestros y en comunión con los deseos de Dios, un Dios que está presente en esta novelita deliciosa que no le podrá dejar indiferente.
2 comentarios:
Qué suerte, porque vas a disfrutar de lo lindo. Zweig es, sin duda, mi preferido, sobre todo como biógrafo, aunque varias de sus novelas (La Piedad peligrosa o 24 horas en la vida de una mujer son soberbias). Para mí, el mejor retrato psicológico es el de Fouché y la mejor biografía apasionada, la de María Antonieta. Y no te pierdas "Momentos estelares de la humanidad, especialmente, la narración de Waterloo. Un abrazo
Si, He disfrutado. las 24 horas... lo leeré la semana que viene.
Un abrazo
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