martes, 11 de enero de 2011

La librería de Penelope Fitzgerald

Hace años que había decidido no leer novelas y dedicarme de lleno a los ensayos, la historia, la filosofía y las ciencias humanas y sociales en general. Pensaba que estos eran los únicos aprendizajes válidos, pero me di cuenta de mi error cuando descubrí que las novelas me llevan a percibir sensaciones y sentimientos plenamente humanos vividos por otros personajes de ficción pero no por ello falsos o menos verosímiles. Comencé a leer novelas escogidas de los grandes maestros de la literatura. Busqué también otros autores que bien asesorados me llevaran a saborear la mejor literatura del mundo. Así legué, recientemente, a La librería, una de las primeras novelas de la inglesa Penelope Fitzgerald que publicó su primer libro con cerca de 60 años, en 1978. Este libro está escrito con la delicadeza de la mejor literatura inglesa. Irónico y tierno a partes iguales. Con esta novela he recuperado, creo que plenamente, la confianza en la novela y en su poder seductor.
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Además, la editorial que edita el libro, Impedimenta, que ha tomado un gran empuje en el mercado editorial hace que su lectura sea, incluso, más agradable gracias a la calidad de la edición, a su buen hacer y a su atractiva presentación.
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Florence Green, la protagonista de esta novela, es una mujer viuda de mediana edad que decide abrir una librería en la pequeña población en la que vive, en la costa de Suffolk. La descripción de la sociedad inglesa, que bien conozco, amable e hipócrita, la tranquiilidad, rayana con lo indolente, de la vida rural inglesa y los pequeños y grandes aconteceres que jalonan la vida de estos pueblos marcan la vida de este negocio que nace con enemigos y discurre con altibajos hasta que las "fuerzas vivas" de Hardborogh deciden obstruir el normal funcionamiento de la tienda.
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Este libro no sólo me ha hecho recordar a Helene Hanff y su 84, Charing Cross Road, por su estilo y delicadeza y, sobre todo, por el homenaje al libro y a los libreros que supone su simple lectura, como ejemplo, esta frase que Florence escribe a su abogado: "Un buen libro es la preciosa savia del alma de un maestro, embalsamada y atesorada intencionadamente para una vida más allá de la vida y, como tal, no hay duda de que debe ser un artículo de primera necesidad".
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Su lectura, además, ha incrementado mis ganas, ya enormes, de regresar a la vieja y verde Inglaterra, a pesar de que haya gente, y yo los conocí, como algunos de los personajes del libro.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó la definición de libro. Gracias

Sorel dijo...

Aun estando en las antipodas de su posicion ideologica y no compartiendo la mayoria de sus opiniones me gusta el estilo que emplea para expresarlas. Escribe con respeto, argumenta sin rencor e invita a la reflexion.

He de reconocer que la primera vez que entre en su blog, entre el olor a incienso y tanto eslogan, "Gibraltar español", "Belice guatemalteco", "Ceuta y Melilla marro..." me entraron nauseas. Pasada esa primera y desagradable impresion, aqui me tiene, leyendole todos los dias.

Al grano.

El motivo del comentario no es otro que el de mostrarle mi preocupacion por las amistades que frecuenta. Concretamente una, la de LFU. Me he tomado la molestia, nunca mejor dicho, de leer su blog. Este rebosa amor y respeto al projimo, tanto es asi que se ha quedado sin espacio para la objetividad, la sensatez y demas cualidades prescindibles en un panfleto.

No resulta del todo descabellado pensar que probablemente hace 75 años los españoles cayeron en la histeria colectiva dejandose llevar por gente muy parecida a el (no hablo de derechas ni de izquierdas, hablo de actitudes).

Expresada queda mi preocupacion.

Saludos.

Abu Saif al-Andalusi dijo...

Me alegra mucho que, a pesar de todo, visite mi blog con frecuencia. este blog que es, cada vez más personal y literario (o bibliófilo).

Ese incienso que le marea es el que mantiene dentro de la coherencia (tan difícil) y me mantiene la conciencia tranquila.

No me dejo llevar por slogans. En mi los slogans son la punta de un enorme iceberg, cálido y amable, si me permite el oxímorom, basado en reflexiones y lecturas en conversaciones y en una educación que recibí hace ya demasiados años.

En cuanto a Gibraltar (También a Belice y a Malvinas, por supuesto) haré todo lo posible (que es bien poco) para que Gibraltar vuelva a ser español, por que es de justicia. No lo dude.

En cuanto a mis amistades, le diré que las tengo de "diverso pelaje" y que van, ideológicamente, desde una izquierda nostálgica de la Comunne de Paris hasta falangistas auténticos y convencidos. A todos ellos me une, sobre todo la amistad y esta, cuando es de verdad, no admite atajos ni "peros" ideológicos. En concreto, le diré que LFU es una gran persona, generoso, de una cultura enciclopédica, amable y un gran amigo del que, si Vd quisiera descubrirle sin los tapujos ideológicos que se autoimpone, sería también un admirardor suyo, con independencia de los abismos ideológicos que seguramente les separan y, posiblemente buen amigo.

Gracias por estar ahí y le ruego que no se preocupe tanto por mi, aunque le agradezco el esfuerzo.

Abu S.

Anónimo dijo...

Hola

Verá Sorel, el que esto suscribe es asiduo lector de este blog. Soy ex-militante comunista y ex-ateo; en la actualidad sigo siendo de izquierdas -razón por la que hace años que no voto ni al PSC ni a IC-Els Verds- y además, católico practicante, bueno, en realidad un pecador que reza a Dios casi todos los días...para volver a pecar...es decir, un desastre.
Dado mi eclecticismo ideológico -por decirlo de alguna forma-, no me cuesta gran cosa admirar este blog y otros similares (vea el de “Frustración Voluntaria”, por ejemplo), sin volverme “facha” ni tenebrosas cosas semejantes. A estas alturas, uno puede ser partidario del reconocimiento legal -a todos los efectos- de las parejas homosexuales y estar en contra de la adopción de niños por las mismas; o leer con detenimiento y admiración los escritos de Benedicto XVI y no sentir la más mínima simpatía por la economía capitalista; o mostrar interés por la religiosidad islámica -el sufismo, por ejemplo- y aborrecer el fundamentalismo...En fin, que los años no pasan en balde y llega un momento en que uno lo que acaba valorando es la decencia, la dignidad, la honorabilidad de las personas y no su adscripción ideológica.
Hasta pronto y felicidades al autor del blog. Siga adelante.
Pedro

Abu Saif al-Andalusi dijo...

Muchas gracias Pedro. No se puede decir con más claridad y elegancia.
Gracias por pasar por este baluarte.
Por cierto que frustración voluntaria brilla muy alto.
Abu