Farrah Fawcett. Primer recuerdo de la belleza.

Me van a perdonar que me ponga un poco frívolo, pero verán como al final, le cogen el puntillo.

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Hoy he sabido de la muerte, tras luchar contra un cáncer, eso a lo que nuestros periodistas llaman "una larga y penosa enfermedad", la actriz norteamericana Farrah Fawcett. No cabe duda de que cuando se tiene noticia de la partida definitiva de alguien a quien consideramos joven, y eso es siempre temendamente subjetivo y discutible, sentimos como que saltamos en el escalafón, y eso siempre acrecienta la congoja.

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El hecho es que esta muerte me ha conmovido y no por que fuera un "fan" de la actriz ni por que admirara su obra o su ejemplo. No, es simplemente por que es el primer recuerdo que tengo de la Belleza humana. Aprendí que sólo se puede dar Belleza, generar Belleza, si se está comprometido con ella, es decir si tenemos en nosotros la Belleza, así con mayúscula, que es la que nace en el corazón y a la que el maquillaje no hace más que tapar. Es un sentimiento más ético que estético, en el que la belleza es sólo un disparador de la Belleza. Eso lo saben bien quienes han subido una montaña al amanecer o quienes han esperado horas para oir cantar al Urogallo o quienes han podido ver el fondo verdadero de unos ojos de caramelo, como los que me miran cada mañana... ya me entienden.

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Fue seguramente viendo aquella serie llamada "los Ángeles de Charlie", tendría yo 12 o 13 años, cuando confirmé mi "atracción por las rubias" que llevaba fraguándose ya desde hacía varios años. Y fue la imagen desenfadada, esbelta y hermosa del "Ángel rubio", Farrah, la que me hizo inclinarme hacia las minorías (les recuerdo que eran dos morenas "contra" una rubia), hacia la justicia, por la que ellas, al menos en la ficción, también luchaban, pero, sobre todo, hacia la Belleza. Y desde entonces no he parado de buscarla, desde la estética y desde la ética, y de encontrala a diario, sin falta alguna.
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Hoy repasando los datos básicos de esta actriz, aparte de su trabajo como Ángel, he visto que nació en 1947 Corpus Christi, Texas, y falleció hoy en Santa Mónica, California. Comprenderán que el haber nacido y muerto en lugares con nombres tan sacros, y de tan claro origen español, deben ayudar lo suyo en el trance final.

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Cabría en estos momentos decir lo que Dámaso Alonso en su Oración por la belleza de una muchacha:

.....¿A qué tu poderosa mano espera?
.....Mortal belleza eternidad reclama.
.....¡Dale la eternidad que le has negado!

Sea como fuere, Farrah Fawcett, punto de partida de mi particular búsqueda de la belleza, descansa en Paz, en la Paz donde nace, precisamente, la Belleza.