Es, quizás, Don Claudio Sánchez-Albornoz el más exquisito en sus investigaciones y brillante historiador que haya dado España en las últimas decadas, por no decir siglos y sin duda, su mejor medievalista.
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Su amor a la verdad le llevo a enfrentarse a toda una pujante corriente de historiadores de su tiempo. Su amor a España se palpaba en el entusiasmo y pasión que ponía en sus estudios históricos. Llegó de esta forma a paladear el verdadero sabor de España que se refleja en su monumental e imprescindible "España, un enigma histórico".
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Además, es Don Claudio Sánchez-Albornoz una víctima de su tiempo y de su compromiso. Profundo creyente, creyó, como tantos otros, también en la II República a la que se mantuvo fiel toda su vida a pesar de las enormes diferencias que mantenía con muchos de los compañeros de viaje con quienes partió al exilio tras la guerra civil. Finalmente cumplió su sueño de morir en su Patria, a la que tanto amó. Avila le vió partir para siempre en 1984.
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Pero el libro del que se trata aqui es uno de sus primeros trabajos y lleva por titulo "Una ciudad de la España cristiana hace mil años". Se trata de una brillante recreación, casi novelada, de la vida en una ciudad cristiana, en concreto León, sobre el año mil. Todo lo escrito está basado en documentos y códices de la época, y, sobre todo, en sus más mínimos detalles, para poder recrear y contarnos lo que se comía, lo que se vestía y las curiosas relaciones sociales de la época. El libro dispone de una gran cantidad de notas al pie, que posiblemente duplican el tamaño de la obra en las que, junto a pugnas hitoriográficas con otros medievalistas, destila sabrosos detalles de cada documento o incluso se plantea algunas dudas, pocas, que no se atreve a resolver.
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Es este libro una amena manera de conocer la vida cotidiana de una España viva, fronteriza con el Islam, que comenzaba su Reconquista y su lento pero decidido despegue para ser, siglos más tarde, la primera potencia del mundo.
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