sábado, 7 de junio de 2014

Un acto académico que comienza una carrera

La de ayer fue una tarde memorable llena de mensajes, gestos y emociones. De recuerdos y proyecciones fantasiosas en el futuro. De agradecimiento y fiesta. De familia y Universidad. La mayor de mis hijas terminó una etapa muy importante de su vida, la de formación superior que, como es bien sabido, y ayer se recordó, siempre ha de ser perfeccionada y actualizada. Tengo fresca en mi memoria una carta que le dirigí cuando empezó esta aventura del saber y del apasionarse por saber, por ser cada día mejor y por perfeccionarse en sus habilidades y conocimientos profesionales. Cambió de Universidad y de carrera y creo que fue para bien. En la Universidad San Pablo CEU sé que no sólo forman profesionales brillantes y necesarios para la sociedad, sino que, además, lo hacen sin olvidar "lo importante", el sentido trascendente del ser y del vivir, el ejercicio de una profesión como servicio a la sociedad, al prójimo y a Dios.
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Me hago mayor. Lo sé. Y me alegro de ello ya que significa que estoy vivo y que seguiré disfrutando, mientras pueda, de días como el de ayer en el que se pronunciaron varios discursos que me hicieron reflexionar, pensar, recordar, me emocionaron y me robaron alguna lágrima. La experiencia y madurez de un Rector o las palabras de un veterano profesor trufadas de anécdotas se complementaban con las palabras frescas, sentidas, vigorosas, sensatas y firmes de los jóvenes recién graduados, entre los que se encontraba mi hija, quien con su apasionado discurso me dejó una gran paz y la sensación, vanitas vanitatis, del deber cumplido.
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Recordaba ayer algún profesor que este no es el final de la carrera sino su comienzo. Un comienzo que será difícil, que necesita adaptarse a una edad adulta y madura, con problemas laborales, ansias de ejercer su magisterio, ganas de perfeccionar su formación, y, sobre todo, la lógica necesidad de volar.
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Querida hija, en casa, te hemos regalado las alas que durante muchos años hemos ido haciendo para ti a base de estudios, lecturas, viajes, oraciones, discusiones y conversaciones. Úsalas para recorrer el camino correcto, que es el que te llevará al Cielo, y no olvides que el nido estará siempre aquí. Que Dios te ampare.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Gracias por todo!

Te quiero