Blancanieves de Pablo Berger

La obra de los alemanes hermanos Grimm, autores de cuentos tan famosos como Cenicienta, Caperucita roja, Hänsel y Gretel o la Bella durmiente, ha sufrido innumerables versiones con una amplia panoplia de originalidad, gusto y calidad. La última versión, esta vez cinematográfca, tiene acento español, se trata de Schneewittchen, publicado en 1812 y conocida en español como Blancanieves.

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No podemos zafarnos de la influencia visual que en la difusión de este cuento hizo la factoría Disney en 1937 y que hace que, seguramente, muchos indocumentados sitúen o, al menos, toman como única referencia, en el haber de la empresa americana una historia que realmente hunde sus raíces en la Baviera de los 1740s.

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El español Pablo Berger, brillante director de escasa producción cinematográfica, ha firmado la adaptación del guión y la dirección de esta película taurina, flamenca y españolísima que ha entrado, con merecimiento, en el limitado elenco de las grandes obras de arte proyectables.

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Rodada en blanco y negro pero con una luminosidad desbordante, muda pero con la perfecta sincronía de una banda sonora extraordinaria y con la participación unos actores que han sabido dar el verdadero sentido a esta película original y espléndida que añade a la moraleja original de los Grimm, una muy hispana visión cainita de las relaciones humanas y que constituye, en definitiva, un grandioso espectáculo visual y sonoro que merece la pena ser visto.

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Inma Cuesta, la madre de Blancanieves, aparece al comienzo de la cinta aportando el arquetipo de la belleza   española. La veterana Ángela Molina, la abuela, ofrece el contrapunto maternal en esta historia cruel. Maribel Verdú en su papel de madrastra, aparece deslumbrante con la rara hermosura de la maldad. La joven Macarena García, Blancanieves, borda su papel con una delicada belleza casi sobrenatural. Finalmente, la niña Sofía Oria, de diez años, en el papel de Carmencita, futura Blancanieves, llega a emocionar por la expresividad y trágica naturalidad que imprime en la historia, cerrando el círculo femenino de esta película tan singular, tan bella, tan nuestra que, sea cuando sea, hay que ver.

Saló o los 120 días de Sodoma de Pier Paolo Passolini

Esta película es ya antigua, se estrenó, con gran escándalo, en 1975 tras la dirección del siempre polémico y genial Pier Paolo Passolini, ensayista, poeta, escritor y, en su última fase creativa, director de cine. Además era conocida su filiación comunista, si bien mantenía posturas discrepantes con el PCI. Dirigió 26 películas, algunas de ellas documentales, cortos o fragmentos de otras películas. 'Saló o los 120 días de Sodoma', fue la última y no pudo asistir a su estreno ya que fue asesinado días antes.

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Fue censurada en varios países, incluida la propia Italia, por incluir escenas de torturas, actos sexuales explícitos, coprofagia, relaciones homosexuales y toda una serie de perversiones, algunas de ellas repugnantes, que no fueron admitidas por críticos ni por las autoridades.

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La historia, una fábula dura que incluye escenas de muy dudoso gusto, cuanta la historia de cuatro señores poderosos, durante la República de Saló, al norte de Italia al final de la II Guerra Mundial, que retienen a un grupo numeroso de jóvenes de ambos sexos para poder llevar a cabo todas las aberraciones que les parezcan oportunas, con el fin de terminar asesinando a todos al final.

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Se ha especulado mucho sobre el significado de esta cinta y sobre la experiencia personal de Passolini durante la República de Saló de la que fue "ciudadano" cuando tenía 23 años. La película nos muestra, en clave de impactante metáfora, el sádico abuso de poder de los gobiernos y de los aparatos del poder y la consecuente sumisión del pueblo que se limita a ser víctima de este gran sistema. Se dice también que la voluntad e Passolini era moralizante, digamos, "por saturación" pretendiendo causar rechazo a tanta depravación. Muchas de las claves de esta película se han ido con Passolini a la tumba. Quizás nunca se sepa como tampoco la autoría del asesinato, aún por desvelar, de este director que hizo, según algunos críticos católicos, la mejor película evangélica con El Evangelio según San Mateo en 1964.

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Yo les recomiendo que NO vean esta película y que no se dejen llevar, como fue mi caso, por la curiosidad ya que poco se puede sacar de esta película que les puede, de alguna forma, dañar.

El día de la Bestia de Álex de la Iglesia

Un sacerdote, doctor en Teología, ha descubierto estudiando el Apocalipsis que la fecha en la que nacerá el Anticristo: el 25 de diciembre de 1995 y en Madrid. Ese es, precisamente, El día de la bestia. La única forma que encuentra de alcanzar la Salvación del mundo es matándolo para lo cual ha de invocar, previamente al Demonio, por ello decide invocarlo para lo que se junta con el presentador de un programa sobre "lo oculto" y un drogadicto dependiente de una tienda de discos de música heavy metal.

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Con este argumento disparatado y mezcla de comedia bufa y teatro del absurdo, con actores como Álex Angulo, interpretando el papel de Don Ángel, el cura, o Santiago Segura, muy en su papel, Álex de la Iglesia construyó, allá por 1995, una película hilarante, gamberra y disparatada, aunque con escenas memorables como la huida a través del letrero luminoso en la Gran Vía.

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Esta película que fue nominada para catorce premios Goya de los que obtuvo seis, incluidos el de mejor director y el de mejor actor revelación, para un Santiago Segura que, con 30 años, participaba entonces en su quinto largometraje.

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Esta es una película de Álex de la Iglesia y lleva su firma indeleble que, con la ayuda del reparto, de buenos efectos especiales y del guión, resulta una película entretenida y que arranca alguna carcajada. No obstante, el hecho que la nominaran para catorce goyas, da una imagen del cine español de aquellos años.

Misión olvido de María Dueñas

María Dueñas, profesora murciana se hizo famosa por su novela "El tiempo entre costuras" que fue uno de los mayores éxitos editoriales españoles de las últimas décadas. Por ello crítica y lectores esperaban su segunda novela para confirmar la maestría de Dueñas en la literatura española y europea (recordemos que su primera novela fue traducida a 30 idiomas). La espera terminó hace aproximadamente un mes con la publicación de su novela Misión Olvido, que está siendo, nuevamente un éxito de ventas por el empuje de su éxito inicial y, evidentemente, por la continuidad en la calidad literaria de su nueva obra.

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La mujer despechada que encuentra un nuevo amor, amistad o razón para continuar en el día a día, vuelve a ser la protagonista de esta novela que se libra en diversos escenarios físicos y temporales. En Estados Unidos en los años 40 y en la actualidad y en España, Madrid y Cartagena, en diversas épocas, principalmente en los años 50.

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La historia es consistente y creíble, desde el ambiente universitario americano; homenajea, en cierto modo, a los exiliados en los EEUU, esa tercera España, que se dedicó a la docencia universitaria en ese país y más en concreto a Raúl J. Sénder, comunista reconvertido cuya obra se reedita al rebufo de María Dueñas. El retrato chusco de la España de 1950 es demasiado previsible y quizás le resta originalidad a un conjunto muy bien tratado que confirma a Dueñas como una de las grandes de la literatura española del siglo XXI.

La conversación de Francis Ford Coppola

Tras Patton y El Padrino, Francis Ford Coppola, el gran director americano, dirigió en 1974 una película titulada La conversación, cinta premiada con la Palma de Oro en Cannes ese año y nominada a 3 Óscar a la mejor película, y el mejor sonido y guión original, de los que no recibió ninguno.

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Gene Hackman y un jovencísimo Harrison Ford son parte del reparto que ofrecen un resultado más que aceptable.

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El argumento, gira en torno a Harry Caul, un reputado especialista en escuchas, un detective privado que emplea técnicas muy modernas y que trabaja para grabar una conversación que descubre una relación entre dos personas y por la que le pagan una fuerte suma. Pretende mantenerse estrictamente en el ámbito técnico, pero es incapaz de zafarse de pensar en las consecuencias que su trabajo pueda ocasionar en las personas sobre las que trabaja, verdaderos desconocidos para Harry y acaba atormentándose por ello y decide continuar con el caso a posteriori hasta un final sorprendente y genial.

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El retrato de la angustia y la duda moral de Harry y de las consecuencias que este estado le causa fue lo que le valió a Hackman su nominación al Oscar. La conversación es una película memorable y que merece la pena ver y disfrutar.

Syriana de Stephen Gaghan

El poco prolífico director norteamericano Stephen Gaghan dirigió en 2005 esta película inspirada en la historia real, contada en su libro  de un agente de la CIA, especializado en Oriente Próximo llamado Robert Baer a quien encarna un brillante, y entrado en carnes, George Clooney, trabajo por el que recibió el Oscar al mejor actor, un Globo de oro y un BAFTA británico.

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Syriana, es una película en la que se muestran tres historias aparentemente inconexas. La de un asesor financiero que trabaja para un Príncipe saudí, la de un grupo de jóvenes que son aleccionados en la yihad, mediante escenas rodadas exclusivamente en árabe, y la de Bob Baer y sus operaciones, exitosas y fallidas, en el mundo árabe, incluido Líbano, donde se desarrollan parte de estas actividades clandestinas.

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La superposición de historias puede resulta farragoso o enrevesado para el espectador poco avisado o que vaya a ver una película de acción sencilla. Esta película es compleja y puede dejar cabos sueltos porque el mundo del espionaje es así... y Oriente Próximo es más complejo aún y sin conocer someramente las frágiles alianzas o las movedizas líneas rojas que imperan en esta parte del mundo, es difícil situarse.

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Syriana es una gran película de espías, compleja y real como la vida clandestina y el mundo árabe.

La chispa de la vida de Álex de la Iglesia

Para un admirador del José Mota humorista se le hace raro encontrarse a un José Mota serio y haciendo el papel protagonista en esta película, La chispa de la vida, dirigida, nada menos, que por Álex de la Iglesia, ese filósofo que dirige películas, algunas realmente memorables. Esta no quedará como una de sus mejores trabajos pero tampoco se contará entre sus gatillazos, ya que si la película cuenta con actores que cumplen su papel con rigor y muy dignamente y el guión es original y excusa para una dura crítica social, el resultado no acaba siendo redondo del todo, quizás por evidente y por que los personajes no son, digamos, del todo creíbles y se quieren abarcar demasiados asuntos en menos de cien minutos.

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Un hombre en paro, desesperado y con la autoestima baja sufre un accidente sobre el que cada uno de los personajes busca su ocasión para no verse salpicado, como en el caso de los políticos, o para obtener un beneficio económico, de notoriedad o que buscan el simple morbo de una muerte en directo.

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Es una caricatura tragicómica de la sociedad española con su telebasura, sus corrupción y donde todo, incluso la vida de un hombre, tiene precio. Al final queda, como veraz moraleja que la familia es el refugio donde toda desgracia tiene su acomodo y su solución cuando se buscan al calor del hogar lejos de los focos y del público.