lunes, 30 de enero de 2012

Comandante Rivera. 25 aniversario de su asesinato.

Hoy hace 25 años que un zarpazo criminal segó la vida del Comandante de Ingenieros Don Manuel Rivera Sánchez junto con la del conductor del autobús en el que se dirigía, con otros militares y civiles, aquella fría y gris mañana de enero a la Academia General Militar, donde trabajaba y en la que mandaba una Compañía de Cadetes de 2º curso.
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Su ejemplo como persona y como Oficial del Ejército fue breve para los que servimos bajo sus órdenes. La brevedad no mermó ni la intensidad ni el indeleble sello que perdura en los ahora veteranos oficiales de aquella XLV Promoción, fogueada como pocas, premiada con los puestos en primera línea y visitada por la Muerte con demasiada frecuencia.
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No importa. Sabemos el valor del sacrificio porque el Comandante Rivera nos inculcó unos valores con los que nos animó a vivir la milicia con plenitud, sin renunciar a nada y buscando los lugares de mayor riesgo y fatiga. Estoy convencido de que los avatares y vicisitudes de la XLV Promoción no hubieran sido los mismos si
no nos hubiera preparado para ello nuestro Jefe, nuestro líder, y si ese día, que todos recordaremos siempre, no nos hubiera dado la lección final del sacrificio supremo de su vida.
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Recuerdo con claridad y precisión la rabia y el desasosiego. La incertidumbre inicial, la sensación de ser vulnerable. Las lágrimas frías y amargas. Las miradas, perdidas y huérfanas de respuestas que vagaron en esa mañana gris zaragozana.
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Aquel día un puñado de jóvenes casi imberbes, inmaduros pero trabajadores y sobrios como pocos, alcanzaron a conocer la realidad de la vida y de la muerte. Fueron conscientes de que la vida militar es dura y que nada es gratuito. Que el enloquecido odio irracional de unos malnacidos que mancillan la noble tierra vasca, era algo más que el titular de un periódico.
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Aquel día nuestras miradas perdieron la ingenuidad de la infancia y se mostraron aceradas y limpias. Aquel día nuestros corazones generosos pero bisoños, desbordaron de lealtad al jefe caído y de fidelidad al juramento que habíamos hecho un año antes.
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Aquel día sellamos un inconsciente pacto con nuestro Jefe, que acababa de presentarse al Padre Eterno para seguir su ejemplo hasta el final. En una palabra, aquel día nos hicimos soldados.
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Por eso, hoy, 25 años más tarde, te recuerdo, mi Comandante, con una oración y te doy las gracias por todo lo que nos diste y por los frutos de tu callada labor que has visto desde lo Alto.
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.....Comandante Rivera. ¡¡Presente!!

3 comentarios:

LFU dijo...

Precioso y merecido homenaje.

¡Presente!

Luis dijo...

Que desde los luceros interceda por nosotros.

Comandante Rivea ¡Presente!

Viva el Ejército!!!!!!!!! dijo...

Recordando a héroes como El presente comandante Rivera, a uno se le multiplican las úlceras de estómago cuando ve que como en respuesta a estas y otras infamias contra la vida y la nación, la izquierda que se supone democrática, tipo psoe y IU, se sientan a pactar y "dialogar" con estos asesinos. Cuando no llegan sabe Dios a que acuerdos secretos con sabe Dios también que deshonestos objetivos.

Que la desaparición del comandante Rivera así como la de otras mil personas no haya sido en vano.
No olvidemos ni personemos a quien tanto nos ha quitado durante todos estos años de infamia.