Cuando apareció esta película en cartelera, por su título y por el cartel me pareció extraña e inquietante, salvo por la presencia de Anthony Hopkins que es siempre garantía de que merece la pena. Leí algunas críticas y, como tengo un cierto interés en el tema de que trata, los exorcismos y la presencia del Maligno entre nosotros, no dudé en ir a verla.
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No es una película de terror o "de miedo", como es anunciada, aunque haya sobresaltos y sustos. Es, por contra, una película de la eterna lucha entre el Amor y el Mal, en esa lucha que se libra en nuestras calles, en nuestras casas y, sobre todo, en nuestros corazones cada día. Pero estos que muestran son los casos extremos, aquellos en los que el Maligno se apodera de alguien para hacer su voluntad y seguir siendo el Príncipe de la Mentira. Vano intento.
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Esta película, dirigida por el sueco Mikael Håfström, está inspirada en la novela de Matt Baglio, en la que un seminarista que sufre una profunda crisis de fe es enviado a Roma a asistir a un cursillo de exorcismo. El descreimiento y el escepticismo presiden la postura de joven Michael Kovak ante los hechos que se le muestran. Por indicación de un profesor entra en contacto con el anciano y experimentado Padre Lucas, interpretado por un inmenso Hopkins, con el que tiene las primeras experiencias en exorcismos y que, poco a poco, hace que se replantee sus propias dudas, que son en verdad flaquezas, hasta que, a través del recuerdo de episodios familiares anteriores y otras experiencias de posesión de las que es testigo junto a una periodista que asiste también al curso, sale renovado de su fe y acaba siendo sacerdote, ya de regreso a los EEUU. Es una película que hace pensar y en la que al final, como no puede ser de otra forma, vence el Amor.
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No es una película de terror o "de miedo", como es anunciada, aunque haya sobresaltos y sustos. Es, por contra, una película de la eterna lucha entre el Amor y el Mal, en esa lucha que se libra en nuestras calles, en nuestras casas y, sobre todo, en nuestros corazones cada día. Pero estos que muestran son los casos extremos, aquellos en los que el Maligno se apodera de alguien para hacer su voluntad y seguir siendo el Príncipe de la Mentira. Vano intento.
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Esta película, dirigida por el sueco Mikael Håfström, está inspirada en la novela de Matt Baglio, en la que un seminarista que sufre una profunda crisis de fe es enviado a Roma a asistir a un cursillo de exorcismo. El descreimiento y el escepticismo presiden la postura de joven Michael Kovak ante los hechos que se le muestran. Por indicación de un profesor entra en contacto con el anciano y experimentado Padre Lucas, interpretado por un inmenso Hopkins, con el que tiene las primeras experiencias en exorcismos y que, poco a poco, hace que se replantee sus propias dudas, que son en verdad flaquezas, hasta que, a través del recuerdo de episodios familiares anteriores y otras experiencias de posesión de las que es testigo junto a una periodista que asiste también al curso, sale renovado de su fe y acaba siendo sacerdote, ya de regreso a los EEUU. Es una película que hace pensar y en la que al final, como no puede ser de otra forma, vence el Amor.
4 comentarios:
Hola
La vi la semana pasada. Tiene usted razón cuando dice que no es una película de terror, sino yo diría que es casi un "discurso teológico" sobre el maligno, la debilidad y la fortaleza humanas, la duda, el amor de Dios. En mi modesta opinión mucho mejor que la sobrevalorada "El exorcista", más seria y menos tramposa. Y las actuaciones, contenidas y sobrias, como conviene a la seriedad del tema.
Pedro
Así es Pedro. A mi me satisfizo y acabo de encargar las memorias del Padre Amorth, exorcista vaticano desde hace décadas.
Aparecerá por aquí glosado también. Nunca está de más cualquier herramienta contra el Maligno.
Muchas gracias por tu comentario
Abu
Vaya, yo pensaba ahorrármela, pero fiándome de ambos, iré a verla, si estoy a tiempo.
Creo que no te defraudará aunque des algún respingo ...
Un abrazo y gracias
Abu
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