jueves, 17 de junio de 2010

Bélgica, estado fallido

Cuando oimos la expresión "Estado fallido" siempre nos imaginamos a Somalia o Afganistán, calles míseras, niños andrajosos y bandas mafiosas o teroristas campando a sus anchas e imponiendo su ley. No es más que una percepción errónea fraguada en lecturas variadas y en telediarios somnolientos. Un estado fallido es una nación que camina hacia la autodestrucción y no precisa de miseria, hambre ni tribus violentas. Tan sólo hacen falta grupos de poder que se disputen el cetro ante la indefinición. Bélgica es, desde hace varios años años un estado fallido con todos los requisitos para serlo.
.
El edificio que se ve en la foto, no es el Mostar bosnio-croata de hace 15 años ni el centro de un degradado Bagdad. Es el centro mismo (a 500 metros del Palacio Real) de la Capital de Bélgica y de Europa, de la poliglota, cosmopolita y degradada Bruselas. Sirva la imagen como símbolo de lo que es y será Bélgica.
.
En las últimas elecciones obtuvo sus mejores resultados una candidatura independentista flamenca. Era algo esperado y casi nadie, salvo una legión de periodistas, se ha sorprendido. Al menos los belgas esperaban este resultado. Y lo esperaban porque saben de los flojos vínculos que unen a valones y flamencos, porque saben que es difícil gestionar de forma unitaria una sociedad fragmentada en la que la mayoría se quiere separar del conjunto, en la que esa mayoría tiene el 65% de la población, genera el 70% de la riqueza y no habla el mismo idioma que la minoría empobrecida y francoparlante del sur.
.
El problema es, tal vez, que Bélgica se ha construido sobre unos débiles cimientos, para dar el poder a una dinastía cuyo primer Rey, un alemán, rechazó ser rey de Grecia, al tiempo que los notables belgas pedían a un francés que ocupara un nuevo trono en Bruselas. Una carambola histórica hizo de los Coburgo-Sajonia, reyes de los belgas. El segundo de la dinastía, Leopoldo II fue el dueño de la mayor finca particular del mundo, ahora conocida como República Democrática del Congo y antes como Zaire. Un oscuro lugar de muerte, esclavitud y codicia.
.
Bélgica, perdónenme la sinceridad, es un invento del siglo XIX que podría morir en el siglo XXI ya que no sirve para gran cosa más que para tener en su territorio las sedes de varios organismos internacionales, ser fuente de inspiración para chistes franceses ... y poco más.
.
Algunos analistas poco avisados pueden hacer paralelismos entre el caso belga y el español, entre Flandes y Cataluña, por ejemplo. Son meras ganas de mostrar un enciclopédico desconocimiento de la situación y de la historia, pero por desgracia hay personas a las que eso les da igual con tal de ganar poder y medrar a costa de lo que sea. Esperamos leer en los próximos meses comparaciones estúpidas de todo pelaje en los periódicos españoles, pero no se lo crean, hay mucho flamenco con barretina. Quedan advertidos.

No hay comentarios: