El día anterior al estreno de la película Celda 211 escuché por radio durante un largo viaje en coche una entrevista a Francisco Pérez Gandul, el novelista que escribió Celda 211 y sobre la que está adaptado el guión de la película, y a uno de los actores principales de la cinta, Luis Tosar, inmenso actor, por cierto. Me llamó la atención la unanimidad de la crítica sobre la película situándola como una de las mejores películas españolas de, por lo menos, los últimos diez años. Al llegar a casa leí en prensa las críticas posteriores al estreno y mi interés por esta película creció aún más y hace poco la vi en una sala comercial.
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La película cuenta una historia dura pero creíble. El novelista ha hecho una excelente recreación psicológica del ambiente carcelario, de sus peculiares lealtades, necesidades, penas y miserias. También de la crueldad y de la deseperanza que se abate sobre los presos.
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En este ambiente se intruduce un elemento extraño, un funcionario de prisiones que tiene que luchar por la adpatación a sus nuevas y extremas circunstancias, y, en fin, por la supervivencia.
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Son casi dos horas de acción trepidante, hay algunas escenas violentas de descarnado realismo y de excelnte factura. En la cinta se mezclan estas situaciones límite del turbio ambiente carcelario con la amistad, a veces brutalmente interesada, la ponzoña que los intereses políticos pueden inyectar en una situación ya difícil, la profesionalidad o su ausencia, en algunos funcionarios, la falta de escrúpulos de "los de fuera" y de los internos y la tragedia que ronda de forma permanente la vida de los protagonistas.
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Celda 211 es una película brillante, de las que hacía demasiado tiempo que el hiper subvencionado cine español era incapaz de producir. No ha hecho falta un gran presupuesto, simplemente un gran guión y la profesionalidad y arte del equipo.
4 comentarios:
Carmen y yo fuimos a verla anoche. Gran película, sí señor. Y enorme Tosar, a pesar de que sea de los de la ceja, las cosas como son.
Tomo nota yo también. Gracias.
La película es buena, eso es cierto. Pero no refleja la realidad. Llevo años trabajando dentro de dos cárceles españolas, incluso contratando internos, y el tipo de prisión que se ve en la película ya no existe hace mucho. Esas celdas con inscripciones en la pared parecen mazmorras de hace 50 años. Ahora los "chabolos", como les llaman ellos, son muy diferentes. Además, cuando hoy en dia hay un motín lo primero que hacen los internos es lanzarse al botiquín a tomarse todas las pastillas que pillen. Son las drogas y el síndrome de abstinencia los que provocan esos hechos aunque se disfracen de reivindicaciones sociales. Lo he vivido.
Pero bueno, es una película y como tal es buena. Los internos, con su fiereza en el rostro, están muy bien caracterizados.
Un saludo.
Muchas gracias, Antonio, por tu interesante opinión y visión "desde dentro".
Abu
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