Abu Laith al Libi ha muerto, mientras España se solaza en la nada

No me alegro jamás de la muerte de un hombre. Pero reconozco que en este caso, la sombra de la pena no ha oscurecido mi ánimo. En la región fronteriza entre Pakistán y Afganistán, conocida como Waziristán, las fuerzas de los EEUU han abatido a varios líderes terroristas. Entre ellos se encontraba el virtual número tres de Al Qaeda, Abu Laith al Libi. Un libio de 41 años que estaba dirigiendo los combates de Al Qaeda y el Talibán contra ISAF, la coalición que trabaja en Afganistán liderada por OTAN, no por la ONU, como de forma engañosa pretende aleccionarnos el PSOE en su programa electoral.

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Fue el pasado 29 de enero tras el ataque aéreo de un avión no tripulado Predator norteamericano que le lanzó un misil tras ser localizado mediante un sistema de tecnología punta que no ha sido hecho público. Otros 12 terroristas árabes murieron en el ataque.

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La lucha contra el Talibán y Al Qaeda ha dado un importante paso adelante lo que redundará en una mayor seguridad de nuestras fuerzas en Afganistán, al menos de forma momentanea. La lástima, es que nuestro gobierno no sea capaz de hacer un esfuerzo por la pacificación de ese pobre pais. Pacificación que sólo pasa por el riesgo, el sacrificio y la muerte. La otra opción es dejarse matar lentamente. Pero no estamos en tiempos de coraje. Hoy, los ministros de Defensa de la OTAN discuten en Lituania el fortalecimiento de ISAF. Estados Unidos y Reino Unido piden al resto de naciones que aporten más fuerzas y que sean destinados a las zonas de combate, incluso Canadá amenaza con retirar sus tropas si otros no les apoyan. El precio de sangre es alto y hasta ahora tan sólo un puñado de paises han hecho el sacrificio de enfrentarse a la realidad. El Ministro Alonso, sabe que está en campaña y no puede defraudar a una adormecida y suicida sociedad española que espera languidamente su martirio, mientras grita Paz, Paz, sin saber exactamente cómo se alcanza.

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Repito. No me alegro de la muerte de un hombre, pero hoy, a pesar de algunos, el mundo es más libre.