domingo, 17 de octubre de 2010

La fe que surge de las simas de la Tierra

El mundo se ha visto conmovido por la tragedia, felizmente frustrada, de los mineros de Chile que se vieron sepultados por un derrumbe interno en una mina de cobre en el desiertto de Atacama al norte de Chile. Allí 33 hombres pusieron a prueba la esperanza y la ciencia, la fe y la técnica; pero también a todo un país, a toda la Hispanidad, a todo el mundo.
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Y por fin, hace unos pocos días salió el último de los 33 mineros sano y salvo. Fue un gran día para todos, especialmente para Chile y, evidentemente, para los mineros y sus familias.
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La prensa en el mundo se recreó en los detalles técnicos, en las historias irrelevantes que rodearon todo este, por tantos motivos, magnífico acontecimiento, pero también se ocultó la verdadera raiz del éxito del rescate. Se ocultó el papel que jugó en todo esto la fe, el amor y la esperanza, que dio nombre al campamento donde esperaron durante semanas las angustiadas familias y todos los técnicos, operarios, militares, que diseñaron la cápsula de rescate, y periodistas que siguieron el rescate.
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Y es que fue la fe la que mantuvo individualmente vivos a estos mineros. Fue la caridad, el amor, lo que mantuvo a tantas familias y amigos en la boca de la mina en espera, en amorosa y larga vigilia de rezos y suspiros y de esperanza, clave de la confianza en un día en que, bajo el sol de Atacama habrían unos y otros de abrazar a sus seres queridos.
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Y así fue. Y por si cabía duda, fueron ellos, los mineros, quienes al salir de la mina dejaron testimonio de su fe al arrodillarse y rezar, en acción de gracias, por el rescate, por no haber caido en la desesperanza y no haber perdido nunca la fe en la técnica ni en Dios.
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Así, en las camisetas que vestían se leía, sobre los colores nacionales de Chile, la frase "Gracias, Señor" y en la espalda se podía leer el Salmo 95: "Porque en sus manos están las profundidades de la tierra. Y las alturas de los montes son suyas. De Él es la honra y la gloria”.

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Todo un ejemplo para los tibios y hedonistas cristianos que nos contentamos con seguir, abúlicamente, la vida muelle que nos ha tocado vivir, en superfice, sin querer asomarnos a las simas oscuras donde encontramos, como hicieron estos 33 valientes, las raices de nuestra fe.

1 comentario:

WWW.FUERZAEUROPA.COM dijo...

Se nescesita una gran fortaleza para aguantar 2 meses bajo tierra.