La directora escocesa Lynne Ramsay llevó al cine, siguiendo con gran fidelidad la novela de la norteamericana Lionel Shriver que lleva por título el mismo que esta película estrenada en 2011: Tenemos que hablar de Kevin.
.
La historia es dura y la puesta en escena brillante, el tema controvertido y las interpretaciones sobre el significado profundo de la cinta, múltiples. Tilda Swinton protagoniza esta película como madre de Kevin y lo hace con una brillantez poco común asumiendo los dos momentos de la vida de esta madre sufriente, el antes y el después de la tragedia que protagonizará su hijo y que cambiará su vida.
.
La tragedia de la que nada se sabe a lo largo de la trama salvo su mera existencia, marca el pivote de los amores maternos jamás correspondidos que se van tornando en aversión y miedo pero manteniendo latente ese plus de cariño que las madres siempre mantienen en su interior.
.
El mal en su estado puro, la indolencia paterna, el sufrimiento de la madre y la incompresión y crueldad de los vecinos dan forma social y psicológica de esta gran película que se ha de ver con la mente abierta y con ganas de escrutar los escondrijos más oscuros del alma humana. Para lo bueno y para lo malo.
.
El mal en su estado puro, la indolencia paterna, el sufrimiento de la madre y la incompresión y crueldad de los vecinos dan forma social y psicológica de esta gran película que se ha de ver con la mente abierta y con ganas de escrutar los escondrijos más oscuros del alma humana. Para lo bueno y para lo malo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario