El director italiano Federico Fellini, que había ganado ya dos Oscar a la mejor película extranjera, alcanzó con esta película rodada en 1960 una notoriedad en el mercado americano que le consagró como un genial artista. Con La dolce vita, volvió a ganar un Oscar, al mejor vestuario, de los cuatro a los que fue nominado, además de la Palma de Oro de Cannes. Anteriormente había ganado otros dos
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La película, que dura casi tres horas está separada en varios episodios que cuentan diversos aspectos de la vida italiana, en concreto sobre la Via Veneto de Roma, de la que son común denominador Marcello Rubini, un periodista en busca de celebridades, que se mueve con insatisfacción en las fiestas nocturnas que celebra la burguesía de la época. El más famoso es en el que acompaña a Sylvia, una célebre actriz de cine, interpretada por la impresionante Anita Ekberg, y su célebra baño en la Fontana de Trevi. Pero hay otros como el de los niños videntes, la reunión de intelectuales en casa de su amigo Steiner, la salida de copas con su padre, y otras que van configurando y delineando la personalidad de Marcelo, interpretado por Marcelo Mastroianni.
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Esta película marca un antes y un después en el cine italiano, en su simbolismo y originalidad en la estructura narrativa. La dolce vita ha sido y es una película de culto que todo amante del cine debe ver.
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