Feliz Navidad en la Paz del Señor

Cuando estoy a punto de regresar a España para disfrutar de unas ajetreadas vacaciones, me detengo un momento sólo para desear a los que esto lean, y a los que no, también, que pasen una muy Feliz Navidad, que el Niño Dios, que se ha hecho hombre para hacernos testigos de su Amor, nos deje ver entre luces, compras, turrones y cava catalán (el mejor vino espumoso de España) la verdadera historia de la estas fiestas entrañables en las que año tras año recordamos el nacimiento del Salvador.
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Recordemos que fue un emigrante cuya familia fue rechazada en las casas de Belén y que nació en las peores condiciones materiales posibles, pero rodeado del Amor puro de María y de los atentos cuidados de José.
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A ellos me encomiendo antes de partir con mi familia a una España que padece, adormecida y sin pulso, una ola de paganismo y materialismo que es capaz de adormecer las almas pusilánimes, mientras mata, en medio de un clamoroso silencio a sus hijos no nacidos.
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La batalla que se libra en nuestro mundo será ganada por aquellos que se mantengan firmes en su Fe y rehusen a los cantos de sirena que, tras envoltorios de alegres y engañosos colores, esconden la muerte más negra y cruel que pueda haber, la muerte de nuestros corazones que nos imposibilitará para volver a Amar.
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Difrurtad de la Navidad, sin perder el Norte. Dad para recibir a raudales. Mirad a María como besa el rostro de Dios y pensad que ese beso es también para vosotros.
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Feliz Navidad en la Paz del Señor y que Él bendiga a España y a nuestras tierras y gentes. Así sea.