El director español pero afincado en California Jaume Collet-Serra dirigió una película de terror titulada La huérfana, y sólo con el título ya se le ponen a uno los pelos como escarpias. A mi me gustan las películas de terror, cuando hay algún sobresalto, cuando el terror nace de la acción de los hombres, o mujeres, como en este caso, malos o incluso muy malos. Pero no me gusta cuando es un terror sobrenatural, ya que para esto prefiero leer los libros del Padre Amorth, que están basados en hechos reales y del autor me fío más que de los directores de la saga Poltergeist, por poner un ejemplo.
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Una familia aparentemente feliz, ya saben que estas apariencias son siempre engañosas, decide adoptar una hija ya que han perdido a una hija. Durante la película se nota que algo hay oculto y que prefieren no contarse o recorrdar. Algo sobre una charca cercana, unos sueños, un niño no nacido... Algo oscuro que se reserva el director para poder darnos sustos durante las dos horas de película.
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La actuación de los niños es memorable, en especial la de Esther, la malvada protagonista, encarnada por Isabelle Fuhrman, que tenía entonces doce años.
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La película es, por ser de terror más o menos previsible y queda la intriga de despejar qué es aquello que se sabe que pasó y nadie cuenta, hasta que al final, en un giro todo se aclara en un aquelarre de sangre y sorpresas, no exento de cierto interés científico.
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