sábado, 4 de octubre de 2008

Sobre la justicia y otros cachondeos

Ya se advirtió en este Baluarte hace más de tres meses. El asesinato de Montesquieu ha sido perpetrado con el beneplácito de todos aquellos que deberían mantener, proteger y promover la separación de poderes en un Estado que se cree de Derecho. No ha sido posible. Las fuerzas gigantescas de los partidos políticos, oligarquías cada vez más separadas de aquellos a quienes dicen representar, se han puesto por encima de la Constitución. El pretendido equilibrio en el CGPJ no es tal y la profesionalidad e imparcialidad de los jueces "de partido" será siempre cuestionada en este balurate.
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Aunque no tenga ninguna relación directa, con la constitución del nuevo Órgano Judicial se acaba de producir un hecho, a nuestro juicio, gravísimo. Se trata de la sanción a una Secretaria judicial por el famoso y triste caso "Mari Luz" en cuya truculencia no vamos a entra ahora.
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No dudamos que la citada secretaria judicial fuera responsable, como tantos otros, de el comportamiento negligente que se le achaca. Conocemos demasiados casos de funcionarios incapaces, diletantes e indolentes que jamás se han ganado su sueldo y poco nos sorprenden estos hechos. No importa. Con esta demencial sentencia se ha quebrado el principio de responsabilidad, a parte de la confianza, si es que existía, entre los jueces y los funcionarios de Justicia que les apoyan.
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Me pregunto... ¿No son el Juez y sus superiores responsables de esta trágica negligencia? ¿Cómo es posible que una funcionaria de rango menor sea culpable de un error judicial tan grave? Además, se ha suspendido de empleo y sueldo por tres años a esta persona. Nos parece mal. El sentido común demanda la expulsión inmediata del Cuerpo de la Administración a la que perteneciera la citada secretaria y el juicio y posterior encarcelamiento del Juez titular. Otra cosa es una trágica burla a la justicia.

2 comentarios:

Timotín dijo...

¿Juicio y posterior encarcelamiento del Juez titular?

Qué majadería por el amor de Dios.

Un error es un error, aunque sus consecuencias sean funestas. Nadie es perfecto y si se empieza a castigar con cárcel los errores, serían necesarios centros penitenciarios del tamaño de Maracaná.

Abu Saif al-Andalusi dijo...

El problema es que en la administración ciertos errores se pagan con penas de prisión, pero otros no.
Por ejemplo, ¿por qué un notario que da fe de algo que no ha sucedido o de un hecho falso no paga su negleigencia o falta culpable NUNCA?
O ¿por qué un militar, policía cuando comete un error en su trabajo se va irremisiblemente, si el error es grave, a la carcel?
En España hay errores de varias clases, por ejemplo, las que cometen los abogados, políticos, sindicalistas y periodistas y los que cometemos el resto de mortales.
Ese es el problema, Timotín. Por cierto, un 25% de mi familia es gijonesa.